Tomates rellenos con ensalada de arroz y gambas

Por Carmenrosa @MicocinaCR

 
Me gusta pensar cuando voy escribiendo una nueva entrada al blog que quienes tengan la gentileza y la enorme paciencia de leer lo que cuento, lo que cocino y como lo preparo, tengan la sensación de que han entrado, no sólo a mi cocina virtual, sino que han llegado como por arte de magia hasta mi verdadera cocina.
Que quienes me visitan se sientan en ella, llegándoles el olor a mis guisos, a la hierbabuena, al romero, al tomillo fresco y a la manzanilla y que con tranquilidad les voy hablando de mis recuerdos, de las recetas de antaño, de la gastronomía malagueña y si quieren saber qué estoy cocinando o una receta en concreto, se la voy explicando con mis propias palabras, a mi forma.
Cuento todo ello, ya que en parte me sirve una vez más para disculparme en cierta medida por no tener un recetario como “Dios manda”, con cantidades exactas, pesadas o contadas al más mínimo gramo, por no fotografiar el paso a paso que tanto gusta en este mundo bloguero gastronómico, al que sin lugar a dudas, con orgullo y con mucho placer pertenezco.
Y es que no hace mucho, me sentí mal, no sólo por mi blog en sí, sino por el de muchos compañer@s que pienso que realizan un gran esfuerzo y una gran labor escribiendo, fotografiando y en definitiva publicando un blog de cocina.  Me sentí mal, insisto, leyendo una entrada de un blog, cuyo nombre por supuesto no voy a indicar, que en cierta medida decía que en los últimos años los blogs de cocina se han multiplicado, que la blogosfera está copada últimamente, masificada sobre todo con muchisimos blogs que ni tan siquiera describían las recetas correctamente, ni indicando cantidad de ingredientes y mucho menos un paso a paso.   Dando a "entender" que no eran buenos blogs.
Y no es que me sienta aludida, porque igual ni tan siquiera conoce la persona que lo escribía la existencia de mi cocina, una hermosa cocina real, pero un minúsculo puntito en la blogosfera; es que sencillamente valoro enormemente ésa labor que realizamos los blogueros cocineros, muchas, muchísimas veces, casi diría yo que la gran mayoría sin ánimo de lucro de ningún tipo, sólo nos mueve la pasión por la cocina, quizás para algunos la distracción de tener algo que compartir aunque sea con amigos imaginarios, para otros conservar, guardar y que no se pierdan los platos de nuestros mayores y dejarlos explicados no sólo para nuestros hijos, sino para todas aquellas personas que sientan la necesidad de buscar una receta.
Igual algún día cambio la forma de redactar mi blog, quizás cuente con más tiempo o mi paciencia se haga más infinita y éste blog, o mejor dicho éste recopilatorio de platos que he cocinado aunque sólo haya sido una vez en mi vida pueda realizarlo, por lo visto, como debe ser un blog de cocina.    
Mientras tanto, me van a perdonar, seguiré explicando las recetas, tal y como las preparo como si Vd o tú que me lees, estuvieses conmigo y que como buenos amigos, con mis palabras, con mi forma de hablar, iré contando como he preparado éste plato.
¿Qué cómo lo hice?

Después de cocer éstas gambas malagueñas , frescas, del día y que nos sirve ahora de aperitivo con una cervecita bien fría, guardé unas cuantas ya cocidas en el frigorífico y las reservé tapaditas con un papel de aluminio.  ¿Saben que las gambas frescas no se pueden guardar en el frigorífico de un día para otro?   

Al no tener conservantes, se ponen las cabezas negras y francamente hay que tirarlas.
Hay quien aconseja que se guarden metidas en agua en el frigorífico, que se pueden consumir de un día para otro; pero francamente, igual se ennegrecen un poco, pero lo que sí, con total rotundidad, no saben igual en absoluto.
Sí que se pueden congelar lógicamente y consumir posteriormente descongelándola a temperatura ambiente, pero no es lo mismo. Os lo puedo asegurar.
El arroz, bien el basmati o el thai, tan perfumados los dos, tan riquísimos, no suele faltar en mi cocina, raro es el día que no tengo que cocer arroz como acompañamiento no sólo de algún plato oriental, sino de recetas tradicionales, bien un pollo en salsa de cebolla
unos filetes de ternera estofados
o en cualquier receta de albóndigas en salsa.

Pero algunas veces calculo mal y me queda arroz blanco, que por supuesto no es cuestión de tirar.  ¿Saben que una vez cocido, enfriado bajo el grifo de agua fría, queda suelto y se puede conservar varios días en el frigorífico?   Así se puede aprovechar para ensaladas y por supuesto, calentándolo en el microondas no pierde sabor ni cualidades alimenticias.
En resumen, que con unas cuantas gambitas, un poco de arroz se puede preparar un pequeño aperitivo como en ésta ocasión.  
Aunque si dejamos volar la imaginación se puede hacer con tomates más grandes o picaditos presentándolo todo en un cuenco, vamos revueltos todos los ingredientes, como si de un primer plato se tratara bien para uno o varios comensales.
Me encantan los tomatitos pequeños tipo kumato y los pimientos naranjas, rojos y amarillos dulces y pequeñitos que suelo comprar en un supermercado (de origen francés por cierto, pero muy famoso…) así que ni corta ni perezosa a montar el aperitivo. ¿Me acompañan?
Cortar los tomates por el centro y vaciarlos reservando su contenido.
Picar rojo, el contenido de los tomates, un trozo de piña en almibar y mezclar con el arroz.
En un cuenco echar un chorreón de limón, un pelín de sal y aceite de oliva virgen extra y emulsionar (suelo hacerlo con un pequeño colador, queda perfecto, como si fuese casi mantequilla).  
Echar la vinagreta sobre el arroz y el picadillo de piña y verduras, remover bien e ir rellenando los tomates.
Pelar las gambas y colocarlas alrededor, regar con un chorreón de la vinagreta, pimienta negra recién molida y unas hojitas de cilantro picada (con ellas le daremos un toque de frescor un tanto oriental al plato).
Disfruténlo…y disfruten del fin de semana, nos vemos nuevamente el lunes por mi cocina, no cierro la puerta para que sigan acompañándome todo el tiempo que deseen.
Mi cocina, es “Su cocina”.   
¡ Como observarán no he vuelto a poner cantidades exactas !  Por favor, usen su imaginación, su instinto y gusto personal, añadan o quiten, prueben hasta lograr su plato ideal, diviertanse a la hora de cocinar, sean felices y perdonen a ésta bloguera que no pretende ser más que una persona que con la cocina intenta hacer feliz a quienes la rodean.