Tomates y lechugas

Por Drajomeini @DoctoraJomeini

El viernes pasado fuimos a cenar los cuatro a un restaurante. Cuando iba con los niños de pequeños, invariablemente, uno u otro, nos daban el postre. El reflejo gastrocólico es lo que tiene. Pero últimamente, como son algo más mayores, se animan a ir solos.


- Mami - dice el Terro al final de la cena - Quiero ir al baño. - ¿Vas tú solito? - le pregunto. Él asiente y se levanta muy dispuesto. Pero no han pasado treinta segundos y está de vuelta con cara compungida.  - ¿Ya fuiste al baño? - le pregunto. Una de dos: o el niño es Billy el rápido o no ha podido ir por el motivo que sea.  - No. Es que no sé cuál es el de chicos y cuál es el de chicas. - ¿Por qué? - Porque uno tiene un tomate y el otro una lechuga. Esto de los simbolitos de los baños es todo un tema que daría para un post entero. Una vez en Madrid, uno de los baños tenía una almeja y el otro, una sardinilla. ¿Cuál pensarías vosotros que es el de chicas? Yo también. Pues no. Cuando abrí la puerta, lo primero que vi fue a un tío meando en unos urinarios que me dijo, con voz de resignación: "No te preocupes: eres la tercera que se confunde". Con estos antecedentes, me puse a discurrir: "Pues será por EL tomate y LA lechuga. El tomate para chicos y la lechuga para chicas. No sé". - Además - siguió diciendo el Terro - una de las puertas pone que se llama Aday. - ¿Aday? - estos nombres canarios son la pera. Como la cosa ya me intrigaba, me levanté y fui con el Terro a ver las dichosas puertas. Cuando las tuve enfrente, una tenía encima una hoja de parra y ponía en la puerta: "Adán". La otra tenía una manzana, que rezaba: "Eva". Me partí de risa, claro.- Como lo cuentes en el blog, te mato - me dijo mi hijo, enfadado por mis risas. 
Así que no se lo digáis, que el Terro es hombre de palabra y es capaz de cometer parricidio.