Pues nada, a cambiar los turrones y los mazapanes por esas ricas torrijas, las clásicas, que se hacen en poco tiempo y desaparecen en un suspiro.
Poner a hervir la leche con el azúcar, el palito de canela y la piel de limón, dejar un par de minutos, retirar del fuego y dejar enfriar.
En un cuenco amplio poner la leche, sin la canela ni la piel de limón.En otro batir los huevos y en un plato hondo, colocar una mezcla de azúcar y canela en polvo.
Bañar las rebanadas de pan con la leche, por ambos lados, luego pasarlas por el huevo batido y freírlas en una sartén con abundante aceite caliente, por ambos lados, hasta que se doren.
Ponerlas a escurrir brevemente sobre papel de cocina para quitar el excedente de aceite y rebozarlas con una mezcla de azúcar y canela. Se puede regar con un poco de miel.
NOTA: Las rebanadas de pan que no sean muy grandes, de barra estrecha.** No os pongo cantidades de azúcar y de canela, lo dejo a vuestro gusto.**La proporción de azúcar y canela en polvo a vuestro gusto, yo suelo poner más cantidad de azúcar. ** Lo mejor es pan de uno o dos días, que sea un poco seco, no hacerlo con pan tierno. Con esta receta hago mi aportación a Memòries d'una cuinera cuyo tema este mes son Rostes de santa Teresa