Toxicidad por exceso de información y datos

Por Doctorcasado


¿A cuántos de ustedes le resulta desagradable consultar el correo electrónico? Probáblemente a muchos. Lo mismo podríamos decir del móvil cuando los avisos, pitidos y vibraciones de éste se vuelven excesivos. Hemos olvidado el placer de recibir una carta, de poder guardarla hasta encontrar un momento adecuado, de leerla con calma cuando lo decidimos. Ahora las comunicaciones son inmediatas y exigen respuesta cada vez más rápidas. Terminamos agotados.
Si nuestros canales de comunicación se saturan, si nos da pereza consultarlos, si sentimos agotamiento cuando trabajamos con ellos, algo estamos haciendo mal.
 Seguro que la mayoría habrá pasado la revisión del coche o la caldera de calefacción recientemente pero, ¿Cuándo fue la última vez que revisaron sus filtros informativos?
No solemos hacerlo y nos damos cuenta tarde de que están bloqueados y llenos de impurezas. Lo solemos notar indirectamente, cuando el malestar, el cansancio o el bajo ánimo nos obligan a detenernos y atendernos un poco. En una sociedad de la información es fundamental mantener una adecuada salud en esa parte de nosotros que se expone a los datos. Hay que lavar esa piel, aplicar protección solar e hidratarla convenientemente con aceites que aporten flexibilidad y resistencia. 
Hay muchas formas de hacerlo esbozo diez:
1. Potenciando otros canales de comunicación "lenta"  como la conversación presencial o telefónica de calidad, el género postal y las actividades de ocio compartido y aire libre.
2. Fortaleciendo los tiempos de silencio personal.
3. Invirtiendo en autocreatividad.
4. Escribiendo.
5. Apagando de vez en cuando el móvil.
6. Alejándonos de las pantallas cuando nos sea posible.
7. Regalándonos conciencia para disfrutar de las pequeñas cosas de la vida ordinaria.
8. Dando largos paseos.
9. Acariciando o abrazando (niños, ancianos, animales de compañía, amistades, familiares y parejas).
10. Con risa y sentido del humor.
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