En este artículo mi compañera la psicóloga Laura Fuster trata a fondo el tema de los celos. ¿Cómo se manifiestan? ¿Cómo se arraigan en la persona? ¿es posible superarlos? No te pierdas el artículo y tampoco el blog de Laura:
En los últimos años, los psicólogos venimos notando el aumento de un problema en consulta: los celos. “Los celos son un sentimiento de malestar causado por la certeza, la sospecha o el temor de que la persona querida, a quien se desea en exclusiva, prefiere y vuelve el afecto hacia una tercera persona”.(Echeburúa y Fernández- Montalvo, 2001).
Como todas las emociones, los celos tienen una función adaptativa, la de salvaguardar la estabilidad familiar y así garantizar la supervivencia de la especie.
Pero, en la actualidad, esa función se ha ido difuminando y para muchas personas los celos se convierten en un problema. Podemos hablar de celos patológicos cuando:
1. No hay provocación, es decir, no hay causa real ni están justificados
2. Existe un dolor emocional intenso (enfado, tristeza, agresividad..)
3. Interfiere en la vida de la persona (pareja, trabajo, amigos)
4. Hay conductas de control, comprobación (preguntar dónde a estado, mirar el móvil)
Origen de los celos.
En general, el origen de los celos se encuentra en problemas de seguridad personal (Luis quiere mucho a Cristina, pero poco a Luis), experiencias negativas pasadas (a Luis todas sus “ex” le fueron infieles), o diferencias de percepción sobre lo que es una relación monógama con respecto a nuestra pareja (para Luis hablar con otros es ser infiel, para Cristina, tener sexo con otros). También puede deberse a una excesiva posesividad (Luis piensa que Cristina es suya y tiene que hacer lo que él quiera), dependencia (“no puedo vivir sin ella”) o aislamiento y falta de habilidades sociales (Luis piensa que esta solo y que no podrá rehacer su vida).
Además, en la base de los celos se encuentran los pensamientos. Normalmente estos tienen que ver con la desconfianza (“seguro que Cristina me engaña”), descalificación moral de la pareja por su traición (“es una…. por hacer esto”), dudas (“¿lo quería más que a mi?”) o pensamientos de perdida (“se va a ir con… y nuestra relación se va a romper).
A estos pensamientos más concretos se unen ideas generales o globales acerca del concepto de pareja, la moral o valores como: “si Cristina esta bien conmigo no tiene por qué hablar con nadie”, “ es una falta de respeto que mire a otras personas”, “solo puede estar conmigo”, “no puedo vivir sin ella”, “me moriría si me dejase”, “la gente no es de fiar”.
Estos pensamientos generan una serie de emociones como el enfado, la ansiedad o la tristeza que van estropeando la relación de pareja.
Además, van unidos a la conducta. Cuando empiezan los celos, Luis necesita calmarlos y puede llamar por teléfono a su pareja, mirar su móvil, inspeccionar su ropa…
Mantenimiento de los celos.
Las conductas que comentábamos anteriormente son las que hacen que el problema se automatice y se mantenga. Imagínate que Luis sigue con sus dudas, sus pensamientos serán “¿de qué hablarán?”, “seguro que no solo de trabajo”, “que falta de respeto”. Conforme los pensamientos aumentan en intensidad también lo hace la emoción asociada a ellos, en este caso rabia y ansiedad. En este punto, necesita hacer algo para que baje esa ansiedad y sentirse mejor. Por ello, mirará el móvil de Cristina o le hará un interrogatorio sobre el tema. A corto plazo, estas conductas le bajarán la ansiedad, y pueden dar una sensación de control, ya que la persona consigue lo que quiere, su pareja cede y se lo cuenta todo. Pero a largo plazo hacen que el proceso se haga más habitual y el problema se prolongue en el tiempo. Es lo que en psicología llamamos trampa de la ansiedad. Así, es frecuente encontrar a gente que nos comenta que tiene como hábito mirar las conversaciones del móvil de su pareja o que, nada más despertarse, mira su facebook por
si ha hablado con alguien. Además de no solucionar el problema, no aporta nada. Si Cristina no le pilla, Luis acabará sintiéndose fatal por desconfiar, y si le pilla…. se sentirá peor.
Para seguir perjudicando la relación, a las discusiones añadimos la “profecía autocumplida”. Esto quiere decir, que tengo un pensamiento que no me gusta, pero al final actúo de forma que se cumple. En este caso, Luis teme que Cristina se vaya con otro, se
supone que sus celos son para proteger la relación, pero con tantas desconfianzas y broncas, seguramente se cumpla lo que tanto le asusta.
Terapia para solucionar los celos.
Las personas celosas no suelen reconocer que tienen un problema, y culpan al otro miembro de la pareja. Si Luis decidiera iniciar una terapia, trabajaríamos sus pensamientos mediante terapia cognitiva. Poco a poco irían bajando en frecuencia e intensidad, y de esa manera podría dejar de hacer las conductas, incluso las que ya están automatizadas.
Nota 1: estudios demuestran que el porcentaje de hombre y mujeres celosos es muy parecido, cambia la forma de expresar esos celos. Luis podría haber sido Cristina.
Nota 2: escribo psicólogos por no poner “@” o “os/as”, pero somos bastantes más mujeres.
pd.- tras leer este artículo te recomiendo este otro: ¿Cuál es tu excusa para no cambiar?