La frase resume bastante bien la filosofía del manga de Bakuman. Los protagonistas tienen que estar esforzándose y luchando para conseguir pequeños triunfos parciales, que nunca completos. Dejémoslo en que su objetivo final parece cada día más lejano, aunque llevamos más de 3000 páginas siguiendo las aventuras de los jóvenes protagonistas.
Bakuman pertenece al subgénero "slice of life", donde se realiza una copia del mundo real y se pone en papel. Y la vida real es así de injusta. Probablemente los protagonistas deberían estar agradecidos de que se les permita haber llegado a donde están, porque muchas veces el trabajo duro y el esfuerzo no consiguen su objetivo, y no digamos el reconocimiento que se merece.
Personalmente, tal vez sea por carácter o por voluntad divina, muchas veces me siento como los protagonistas de la serie, como un incomprendido que tiene que esforzarse al máximo para conseguir unos resultados paupérrimos. Incluso a veces parece que sólo cuando tengo una ida de olla especialmente importante es cuando el resto del universo se percata de que estoy ahí.
En el fondo, no hace falta darse cuenta de que la vida es así. Por eso quiero hacer caso a dos adjuntos de los cuales me considero bastante amigo, y pienso dedicarme en "cuerpo y alma" a mi labor profesional. Al menos durante un tiempo. Trabajo duro, estudiar todos los días y hacer aquello para lo que Dios me ha concedido talento. Va siendo hora de esforzarse, aún más si cabe. A mis compañer@s tampoco les han regalado las cosas, pero a algunos a veces nos cuesta más hacer las cosas al mismo nivel que a los demás en nuestro entorno. No es una contrapartida o una humillación aceptar las debilidades y limitaciones; siempre y cuando nos esforcemos con todo lo que tenemos para lograr hacer las cosas bien.
Ánimo en la recta final a quienes os presentáis al MIR. Aún os queda tiempo suficiente para terminar de perfilar vuestro puesto.