Tenemos la idea de que el trabajo infantil como algo de paises del tercer mundo. De talleres infantiles para la fabricación de material deportivo en el Lejano Oriente o de explotación en minas africanas. Pues no, pasa aquí, en nuestro entorno más próximo.
El trabajo de los menores es SIEMPRE ESCLAVO (https://goo.gl/D2nUHk) porque nunca hay una compensación por el esfuerzo, ni en la supuesta existencia de algún estipendio. Nada compensa robar la infancia a un menor para lucrarse con sus magros esfuerzos. La esclavitud es un delito común. Y sin embago lo contemplamos sin alterarnos, especialmente ahora que el verano deja a los niños libres de obligaciones escolares y sus familias les emplean en tareas que no les corresponden ni por su situación legal y social ni por su constitución muscular y su disponiblidad intelectual. Evidentemente que todo esto sucede especialmente en los extremos más pobres de la sociead, precisamente en aquellos que el escaso provecho que puedan obtener del trabajo infantil aún les resulta meramente rentable. Pero tal no debe hacernos mirar para otro lado. Si una familia tiene problemas económicos, a menudo de miseria extrema, no puede ser que la posible solución sea la esclavitud de sus miembros más jóvenes.
Es una tarea de todos.
X. Allué (Editor)