Tratamiento para cuando hay sangre en la orina – I
La sangre en la orina, también llamada científicamente “hematuria” es un síntoma que puede causar cierta alarma. El origen de la sangre puede provocar una enfermedad renal grave, pero antes de conocer la razón, es fundamental saber que una coloración rojiza en la orina no está forzosamente relacionada a la presencia de sangre.
Para poder afirmar que es realmente sangre, se debe controlar el contexto y la progresión de la coloración roja de la orina.
Efectivamente, ésta puede aparecer tras el regreso de un viaje por tierras tropicales, o puede estar señalando un traumatismo de la pelvis por culpa de una caída. También puede aparecer tras un tiempo de fatiga intensa, sobretodo si existen antecedentes cardiovasculares o de diabetes.
La hematuria aparece normalmente con ciertos signos relacionados como son el dolor en el bajo vientre, escozor en el momento de orinar, o unas ganas frecuentes de ir al servicio. Si estos síntomas se repiten, es imperativo acudir al médico para que pueda hacernos los análisis pertinentes para conocer la causa real.
Pero cuidado, otras situaciones pueden conducir a la confusión de la hematuria. Por ejemplo, si se ha comido remolacha, o un antibiótico que es esencialmente eliminado por vía renal. En estos casos, la orina se torna más rojiza de lo habitual.
En el hombre como en la mujer, la presencia de restos de sangre de origen genital pueden confundirse con un sangrado en la orina. En estos casos, los análisis médicos son fundamentales. Pero, primero debemos comprender el recorrido de la orina para conocer mejor las lesiones que pueden estar en el origen del sangrado.
La orina es creada por dos riñones, a partir de la sangre contenida en las arterias que se vierte en las unidades funcionales de los riñones. Esta orina primitiva sufre diferentes modificaciones, pasando por diversos tubos del riñón.
La orina terminal es vertida en la vejiga a través de dos uréteres. La uretra sigue el tránsito, vertiendo la orina tras un esfuerzo de micción. Las lesiones responsables de los sangrados pueden darse en cualquiera de estos niveles anatómicos.