La reproducción asistida tiene, en general, más probabilidades de éxito que de fracaso, pero todo dependerá de la causa que impide o dificulta el embarazo, del perfil de la mujer o pareja y del tipo de tratamiento.
Existen tres tratamientos de reproducción asistida: la inseminación artificial (IA), la fecundación in vitro (FIV) y la donación de óvulos.
La inseminación artificial (IA) ofrece una probabilidad de éxito de un 15%. Sin embargo, hay algunos factores que pueden hacer que fracase:
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Infertilidad: no en todos los casos de infertilidad es recomendable optar por IA.
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La calidad del semen: debe haber suficientes espermatozoides y con movilidad adecuada para llegar hasta el óvulo.
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La respuesta de la mujer a la estimulación ovárica: no todas las mujeres responden de la misma manera a la medicación hormonal.
Las tasas de embarazo con la fecundación in vitro (FIV) son de 2 a 3 veces más elevadas que de manera espontánea, pero también depende de la edad de la mujer. A partir de los 38 años las probabilidades de éxito son alrededor de un 25%. Algunos factores que influyen en el fracaso de este método son:
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Las alteraciones en la genética de los embriones son la principal causa de fracaso.
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Anomalías uterinas no diagnosticadas pueden ser causa de fallos de implantación.
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Endometrio de poco grosor: será un endometrio de mala receptividad y no adecuado para la implantación.
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Enfermedades autoinmunes: podrían llevar a repetidas pérdidas de embarazo.
La donación de óvulos es la técnica de reproducción asistida con las tasas de embarazo más altas. En este caso hablaríamos de fallo de implantación cuando hay:
- Alteraciones en el útero o en las trompas que han pasado desapercibidas.
- Endometrio de mala calidad, no adecuado para la implantación.
Por el Dr. Miguel Ángel Checa Vizcaíno, miembro de Saluspot, experto en infertilidad y reproducción y director del Máster Internacional de Medicina Reproductiva de la UAB.