Con ellos se puede pasar un rato de superficialidad ilusoria, pero la vida con ellos es una tortura o, por lo menos, una suma de disgustos y frustraciones. Como generalmente no son malas personas, se les puede mantener a raya, teniéndolos bajo control.
Para ellos no hay de qué preocuparse, todo va a estar bien, los problemas se arreglan solos.
A veces parecen personas piadosas, pero sólo conocen la primera parte del refrán "A Dios rogando ..."
O parecen optimistas, pero su optimismo carece de toda base.
Se buscan problemas innecesarios y meten a todos en sus problemas, empezando por su propia familia.
Quizá se sintieron muy agredidos o muy apoyados, lo que los impulsó a evadirse o a confiarse en exceso.
Reconocemos los defectos ajenos para evitarlos en nosotros.No para despreciar a la persona.Sí para tomar la actitud adecuada.