Son seres tan frustrados que todos los dones ajenos les parecen nulos. Cuando todavía no los has identificado, sus opiniones pueden desconcertarte o apenarte. Reconocemos los defectos ajenos para evitarlos en nosotros.
No reconocen méritos.
No agradecen un servicio.
Todo les parece poco.
Si alaban algo, seguro que es una obra o una conducta mediocre o hasta mala.
Sólo tienen buena disposición para obstruir o impedir que se concrete una buena idea.
Hay que evitarlas como compañeros de trabajo o como amistades. A menos que tengas una enorme capacidad para sufrir su trato injusto.
Si, por desgracia, tienes un jefe/a así, mientras se cambie o te cambies de trabajo deberás hacer como que lo escuchas, como que atiendes sus "razones". Y tratar de sacar adelante tu trabajo.