Un cerebro traumatizado puede rehabilitarse pero no con un acto simple de la voluntad. Decirle a alguien que debe dejar de sufrir por el pasado es entender muy poco sobre cómo funciona la mente: El centro encargado de regular el miedo es la amígdala, que está fuera de la conciencia y del control voluntario. Esta estructura evalúa si el ambiente es amenazante y produce miedo, vigilancia y conductas reactivas. En el trauma, su funcionamiento es excesivo y quien lo padece siempre está preparado para que ocurra una desgracia y tiene miedos diversos e incontrolables.
La psicoterapia insiste en nombrar las cosas, las experiencias, las emociones, los deseos. En el trabajo con trauma es indispensable hablar de lo que pasó, pero como se trata de asuntos tan delicados como la violencia, la muerte y la humillación en todas sus formas, no cualquiera está capacitado para escuchar.
Apelar a los propósitos, valores, creencias, ideas sobre la justicia y la dignidad, sobre las aspiraciones y sueños que el evento traumático fragmentó, sirve para recobrar la fuerza y la rabia necesaria para negarse a perder lo que fue arrebatado en el trauma.