En ocasiones cuando abres las páginas de un libro con personajes ya conocidos es como reencontrarte con viejos amigos que hace un tiempo que no ves. Esa es la sensación que experimenté cuando empecé el décimo tercer libro de la saga de Aubrey y Maturin.
Cada día me gusta más la evolución que están teniendo los personajes. Han cambiado mucho desde aquella primera novela que leí hace años sobre la Armada Inglesa. Lo que no ha cambiado es la narración de los viajes por mar. Se podría pensar que 50 páginas sobre un viaje en barco a través del Atlántico podría ser aburrida pero yo disfruto con las descripciones. Principalmente por el estilo en el que está narrado y por como era la vida abordo.
No quiero entrar a decir nada acerca del libro en cuestión para no soltar posibles spoilers. Cualquier comentario lo sería, aunque no puedo reprimir el comentario de que la parte en la que Stephen sube las "Mil escaleras" para llegar al cráter del volcán me pareció una de las escenas más bonitas que ha creado el autor. Quizás sea por tener algo yo también de naturalista...
Nota: 8.5/10