Tres trucos para emprender con optimismo.

Por Paula Lesina

¿Sabés qué? Hace meses que convivo con un idea fija. Está tan instalada y cómoda en su nuevo hogar desmesurado que estoy pensando en cobrarle alquiler... porque dueña de casa, lo que se dice "dueña de casa" no es.
Pensándolo bien, más que una idea es un propósito. Uno de esos que elaboramos en los últimos días de un año, cuando todo parece posible. Cuando el tiempo es una promesa.
Mi propósito es ayudar a mil emprendedoras -y otras tantas blogueras- a escribir para emocionar, persuadir y vender. 
Quiero llegar a la vida de tantas mujeres como me permita mi capacidad para que transformen un sueño personal en una realidad de la cual sentirse orgullosas.
Quiero que descubras la magia de comunicarte con las palabras que acarician el alma y cuentan tu relato personal. Con la magia que solo tienen las historias bien contadas.
Escribir siempre es "escribirte". Quienes disfrutamos de combinar palabras, vamos descubriendo y puliendo las aristas de nuestra personalidad mientras escribimos por eso te invito a expresarte con tanta insistencia. ¿Qué mejor terapia que el auto-descubrimiento?
Y si escribir es una de las herramientas que elegiste para expresar tu proyecto al mundo, desde ya te digo que comenzaste el viaje más increíble.

Sin embargo....


Dicen por ahí que "no es oro todo lo que reluce". La realidad tiene zonas oscuras tan necesarias como los momentos de luz.
Por eso...te propuse mostrarte la otra cara de mi proceso de emprendimiento: el rincón sucio que no sale en las fotos de Instagram. El desorden que no aparece en el cuadro de la pantalla.
Decidí que La Desmesurada e Intensional se reclamaban porque pretender emprender sin comprender que en el camino hay que "aprender a ser" es casi la crónica de una muerte anunciada.
Y como incumplir promesas no es lo mío, quiero dedicar un post semanal a ese "aprender a ser" que te lleva la vida y no termina nunca. Afortunadamente.

¿Te cuento un secreto?


Recibí un correo en estos días -adoro recibir correos de lectores- en el cual, me agradecían el curso gratuito para suscriptoras y mi "visión optimista que contagia".
Leer esa descripción de mí misma me produjo un instante de extrañamiento. Soy una mujer de buen humor, capaz de encontrar el costado risible de las situaciones más insólitas pero nunca me consideré optimista.
Es más, me escudé durante años en el tan manoseado "no soy pesimista, soy realista" que lo único que ocultaba era el miedo a mirar la realidad desde otro lugar que no fuera la seguridad de mi zona gris y cómoda.
Curiosamente, desde que decidí hacer de mi idea un negocio que funcione y un servicio para 1000 mujeres blogueras y emprendedoras (para empezar...) convivo con un optimismo que...
-o se equivocó de mujer y entró "a ver qué pasaba"
- o decidió darme la oportunidad de probar que "ser realista" no significa ver el vaso medio vacío.
Ayer, terminé de comprobar que desde que tengo un propósito, esa idea fija de ayudarte a tener el negocio que soñás sin perder tu esencia y sobreviviendo a las hormonas del emprendimiento, soy una persona más optimista.
¿Cómo?
Se rompió mi computadora personal. La segunda computadora en menos de 60 días. Y se rompió en el momento menos oportuno, antes de una clase abierta, con los nuevos materiales de mi Programa "Escribe. Emociona. Vende" sin respaldar y lo que es peor, sin darme una explicación.
Porque yo puedo entender que me dejes de querer engendro de Jobs pero por delicadeza, tendrías que explicarme por qué razón decidiste apagarte para siempre.
Si te imaginás a una desmesurada como loca, blasfemando contra el destino y todos los benditos seres humanos que fabrican placas madre, te estás equivocando.
Me desconcerté, pasé por mi período de incredulidad pero... contra todos los pronósticos (y para sorpresa de no-marido que piensa que me abdujeron los alienígenas y soy un experimento extraterrestre que sustituye a su desmesurada de siempre) pensé en mis posibilidades de solucionar el problema.
Sabía que no iba a ser inmediato. Sé que necesito un plan y contar con la paciencia de mis alumnas que por unos días van a recibir clases de una figura fantasmagórica en la pantalla de la PC -esa que desgraciadamente no es móvil ni tiene cámara incorporada- pero...
En menos de 30 minutos había trazado un recorrido entre la situación en la que me encontraba y la solución más inmediata.
Oiga: que "inmediata" no significa "ideal". Porque estoy re-pasada de ideales. Sí, mi querida emprendedora desmesurada: las computadoras se rompen cada tanto, algunos negocios no funcionan y los vínculos más sólidos se disuelven en el aire y vos, tan liviana, no te diste cuenta cómo.
En conclusión, este sería el momento para...

Tres consejos para sobrellevar la crisis con elegancia.


Primero, porque suena muy "revista de sala de espera" y no me preguntes por qué pero las salas de espera tienen para mí un poder mágico. ¡La de ideas que genero en una sala de espera no te podés imaginar!
Es uno de esos títulos que te hacen pensar "lo leo ya"  para descubrir que es otro post más en el que te recomiendan comer sano, hacer ejercicio, pensar en positivo y vos considerando cuánta cosa insustancial puede escribirse para llenar una página.
Segundo porque quiero que este post te ayude a comprender que cuando el problema existe, mirarlo desde el agobio no solo no te ayuda a ser espléndida (se te cae el pelo y se profundizan las arrugas de expresión) sino que no es funcional a tu proyecto personal. 

Una mujer agobiada es una mujer incapaz de encontrar una solución y vos, mi santa, lo que necesitás son soluciones no presión arterial.
Ponele, que la próxima vez que estés a punto de tener una ataque de pironcha frente a un objeto inanimado, un hijo caprichoso o un marido...marido, vas a:
1- Practicar el arte de desdramatizar: si el problema aún no existe ¿por qué atraerlo con el pensamiento? Y si el problema existe ¿qué sentido tiene la queja? Porque tengo casi cuarenta años y te juro, que en este lapso de tiempo, cuando obtuve lo que quería no fue por quejarme. No te quejes. Trazá planes posibles, en pasos simples y con ideas muy básicas todas formuladas con verbos. No me pienses en un adjetivo porque te busco y te encuentro...
2- Pensar en el fin superior: cada una de las situaciones por las que vas atravesando cuando estás construyendo tu visión de liderazgo personal son simplemente capítulos de una historia que tiene un fin superior. La computadora rota, el proveedor jodido, los clientes desagradecidos e incluso un divorcio inesperado son etapas de un gran relato que estás escribiendo. ¿No te causan gracia en el presente los dramas de tu adolescencia? Es lo mismo, creéme. No quiero simplificar situaciones dolorosas pero... nada de lo que sucede se soluciona mirando para atrás o estancada en la queja. Opinión desmesurada...
3- Buscar aliados: la mejor forma de sobrellevar la crisis con elegancia es buscando aliados. No te confundas: no me refiero a la amiga que llamás para vociferar lo horrible que lo estás pasando (usando todos esos adjetivos que ya te pedí que no usaras)... Me refiero a buscar entre las personas de tus círculos reales o virtuales, quiénes pueden ayudarte a resolver el problema que estás viviendo. A veces, la mirada objetiva de un aliado te revela un mundo de posibilidades.
Claro, estos tres consejos son tan insustanciales como "comer sano, hacer ejercicio y pensar en positivo" pero ¿quién me quita lo bailado?
La terapia de escribir hace que en este momento, me sienta más confiada que nunca para invitarte al webinar de esta tarde para quienes quieren tener un blog que sea el corazón de su emprendimiento.
¿Cómo participar en el webinar? Siguiendo este enlace: QUIERO UN BLOG QUE SEA LA BOMBA.
¿No encontramos ahí?