Trileros en las Cajas Gallegas.

Por Peterpank @castguer

La enrevesada historia de la fusión política de las cajas gallegas (Caixa Galicia y Caixanova) sigue viva. Hoy,( 25 de junio de 2012)  la Fiscalía Anticorrupción ha presentado en la Audiencia Nacional una querella contra Julio Fernández Gayoso (ex presidente de Caixanova), José Luis Pego Alonso, Gregorio Gorriarán Laza, Oscar Rodríguez Estrada y Francisco Javier García de Paredes Moro, los cinco acusados de ocultar los importes [de sus premios, retiros, prejubilaciones o jubilaciones] tanto al consejo de administración como al Banco de España.

Tras las indagaciones realizadas, la Fiscalía estima que los hechos son constitutivos de un delito de administración desleal o, alternativamente, de apropiación indebida.

La querella precisa que los acusados actuaron con abuso de las funciones de su cargo y pleno conocimiento de la dificilísima situación económica por la que atravesaba la entidad, pese a lo cual decidieron auto-premiarse y, por ende, lo hicieron en la trastienda.

Es decir, la querella no es por las presuntas irregularidades o delitos en los que esos cinco directivos pudieran haber incurrido en Caixanova o Caixa Galicia, sino por hechos perpetrados en la nueva entidad: Novacaixagalicia [ojo: Novacaixagalicia no es Novagalicia Banco].

No pocos gallegos se preguntan porque el ex director general de Caixa Galicia, José Luis Méndez López, y otros directivos no son incluidos entre los acusados. Según se desprende de la querella de la Fiscalía, los contratos que ahora sirven de base para la querella fueron suscritos por los acusados cuando ya eran miembros de la cúpula de Novacaixagalicia; en tanto que los generosos contratos de los que se beneficiaron Méndez y otros directivos se tramitaron de forma reglamentaria ante los órganos de las extintas Caixa Galicia y Caixanova.

Más claro: En principio y según se desprende de lo hasta ahora actuado por la Fiscalía, unos blindaron sus retiros de forma legal [otra cosa es si esos blindajes eran justificables desde un punto de vista ético, moral o económico], en tanto que otros lo hicieron cuando vieron las orejas del lobo (la ruina), prescindiendo del consejo de administración de la nueva entidad y burlando la supervisión del Banco de España.

De la acción de la Fiscalía cabe inferir otra conclusión: los miembros de los consejos de administración de Caixa Galicia y de Caixanova sí habrían sido informados de los elevados emolumentos y premios que percibieron o percibirán los directivos; lo que contradice las manifestaciones de los miembros de ambos consejos que negaron haber sido informados del asunto o que alegaron desconocer la cuantía de los generosos emolumentos.

También hoy y casi al mismo tiempo, el copresidente de Novacaixagalicia [actualmente reducida a fundación], Mauro Varela, ha presentado la dimisión y ha pedido disculpas a los clientes de las cajas gallegas que adquirieron participaciones preferentes sin haber sido debidamente informados de las características de ese producto financiero.

La película del que algunos han bautizado sistema financiero gallego –¡menuda sandez!– se empezó a rodar hace ya muchos años, ¡muchos!, pero el desenlace se acaba de empezar a escribir.  El epílogo de esa película, que socialmente es doloroso por caro, se ha estrenado estos días con la noticia de que la Fiscalía Anticorrupción ha incoado diligencias informativas y de investigación contra varios ex altos cargos directivos de Novacaixagalicia, entidad creada al ser unificadas Caixa Galicia y Caixanova [cuyas envenenadas herencias, preferentes incluidas, y escasos activos siguen vivos en Novagalicia Banco (NGB) gracias a la respiración asistida que presta el Estado a través del FROB-Banco de España].

Ese expediente judicial está motivado por las extraordinarias, por abultadas, indemnizaciones que han recibido esos gestores, pero el asunto esconde más cosas, ¡muchas cosas!.

Estos días (principios de julio de 2012) y también en el marco de ese fin de película, es noticia la tramitación de una denuncia particular que podría ser añadida a la querella de la Fiscalía, lo que supondría la inclusión en la nómina de acusados de José Luis Méndez López, ex director general de Caixa Galicia, que en principio no está incurso en las indagaciones judiciales…

La historia de ese inexistente sistema financiero gallego se empezó a escribir en 1842, con la constitución de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de La Coruña [tal era su nombre original], entidad que en 1944 su fusionó con su homónima de Lugo y con la de Ferrol en 1978, dando lugar a la primera gran caja galaica: Caixa Galicia. Poco después era aprobada la Constitución Española… Sin embargo, a efectos prácticos, la transformación iba más allá de un simple cambio de nombre y también más allá de la simple suma de entidades que habían sido creadas con dinero público y que, por ende, se han mantenido y crecido bajo el paraguas del Estado e incluso se han beneficiado de ventajosos tratamientos jurídico y fiscal

Caixa Galicia –como todas las cajas de ahorros– era una sociedad sin ánimo de lucro, ¡mucho menos privado!, y estaba legalmente obligada a promocionar el desarrollo económico del entorno en el que está radicada… A pesar de ello, Caixa Galicia se estrenó aplicando procedimientos y criterios propios de la banca privada, iniciando un proceso de cambios cuyo primer paso consistió en colocar en el Consejo de Administración de la Entidad a personas muy determinadas; mejor dicho: escrupulosamente seleccionadas o cooptadas…

En la década de 1980, Caixa Galicia ganó músculo al absorber la de Santiago y luego las rurales de A Coruña, Ourense y Pontevedra. El engrandecimiento se completó en 1992 con la compra de la Caja Rural de León.

En diciembre de 1992, tras las Olimpiadas de Barcelona [evento que fue aprovechado por la ya entonces altamente bancarizada Caixa Galicia para invertir ahorros de los gallegos en ladrillo catalán], la primera gran caja gallega fue incluida en la relación de las 500 primeras empresas del mundo de la revista Fortune. Es decir, Caixa Galicia era una entidad financiera próspera y rentable, al menos teóricamente… Ese crecimiento contable fue posible operando como un banco y gracias a que las autoridades autonómica y estatal –incluido el Banco de España– se lavaron las manos al considerar normal y legal tan singular fenómeno. Más claro, en 1992 la situación ya era sospechosa o, cuando menos, curiosa a la vez que inquietante…

¿Por qué inquietante? Porque las cajas de ahorros no eran bancos, sino entidades sin ánimo de lucro [¡tampoco privado!] y pese a ello se estaban adoptando decisiones y acometiendo inversiones que nada tenían que ver con aquello del desarrollo económico del entorno en el que está radicada

El caso Buxeres

Además, en el caso de Caixa Galicia llovía sobre mojado, pues en 1985, ya con José Luis Méndez al frente de la gran caja gallega, estalló el llamado caso Buxeres, que se cerró con sendas multas a diez entidades de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA); con una singularidad de alto interés para los contribuyentes y ahorradores gallegos: la sanción más elevada de todas las impuestas fue para Caixa Galicia: 100 millones de pesetas

¿En qué consistió el caso Buxeres? ¡Qué frágil es la memoria y que poca atención prestan los medios a sus propias hemerotecas!.  El escándalo estalló cuando el supervisor –al que por lo visto pero por breve espacio de tiempo se le cayó la venda de los ojos– descubrió que una serie de cajas realizaban operaciones bursátiles irregulares [¿irregulares o ilegales?... En ciertos ámbitos siempre ha estado mal visto hablar de ilegalidades y se utilizan eufemismos tranquilizadores] a través del agente barcelonés Alejo Buxeres. El ardid, resumiendo, consistía en simular movimientos en operaciones dobles, que no habían sido reguladas y estaban prohibidas, pactando elevados rendimientos [¡de hasta el 12%!]. El episodio concluyó con la quiebra del agente y con un descubierto que superó los 5.000 millones de pesetas… ¡El pato y el festín los pagó el Estado!, lógicamente…

Es obligado subrayar que en un país de Occidente en el que las instituciones y la sociedad civil funcionaran con mínimo rigor político y económico, el caso Buxeres (1985) debería haber supuesto el relevo de José Luis Méndez López como director general de Caixa Galicia. Sin embargo, en la comunidad gallega –al igual que en otros territorios del Estado español– en los años ochenta la ya consolidada y excluyente élite socio-política y económica de la comunidad autónoma protegía con interesada eficacia a sus miembros [el Gobierno tripartito que presidió el socialdemócrata González Laxe, en el que tenía presencia el centrismo galleguista de Barreiro Rivas, fue tan breve (septiembre 1987-febrero 1989) que no pudo introducir cambios en esa cúpula], y los sigue protegiendo cuanto puede, ¡no sea que los prohombres amortizados salpiquen a los que siguen en el ajo!…

Cuando estalló el caso Buxeres, entre los más destacados miembros del gotha galaico ya figuraban José Luis Méndez López y su competidor de la caja del sur, el vigués Julio Fernandez Gayoso (Caixanova); no en vano las cajas constituían una fuente de financiación fundamental para el PP, el PSdeG-PSOE y en menor medida y a partir de los noventa, también para el Bloque Nacionalista Galego (BNG); amén de ser básicas para los negocios y negociados de los empresarios e inversores que integran el círculo de parientes, amigos, socios, colegas y conocidos del gotha autonómico.

El pilar socio-político e institucional de esa élite fue reforzado por Manuel Fraga Iribarne, que accedió a la presidencia de la Xunta de Galicia al triunfar en los comicios de febrero de 1989. Fraga, hábil como pocos, amén de formar un gobierno en el que estaban proporcionalmente representados los localismos y lo más granado de los tradicionales círculos de poder clientelar de Galicia, alimentó una excelente relación con el entonces alcalde ¿socialista? de A Coruña, el coruñesista Francisco Vázquez, que a la sazón era el barón del PSdeG más sólido y el que poseía mayor capacidad de influencia en Madrid.  En el otro pilar de esa élite, el económico, jugaban un rol esencial las cajas de ahorros, en especial la que tenía sede en A Coruña, con Méndez al frente [en este entramado también era una pieza de alto valor la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), entonces liderada por Antonio Ramilo Fernández-Areal, que en el 2001 fue relevado por Antonio Fontenla Ramil].

Con el viento de cola, en 1994 los recursos que administraba el buque insignia del poder financiero gallego, la caja de Méndez [a pesar de su poder y penetración, el histórico Banco Pastor optó por mantenerse en segundo plano y centró su acción en el negocio bancario], superaron por primera vez el billón de pesetas y el beneficio ascendió a 17.802 millones.

La estrategia de Caixa Galicia giraba en torno a cinco ejes:

* Acumular depósitos, sumar más y más cuentacorrentistas, sobre todo pensionistas y pequeños ahorradores;

* Jugar en el interbancario;

* Mimar las relaciones con el poder político, granjeándose la amistad del mayor número posible de dirigentes partidarios e implicarse en todas las iniciativas de la Xunta que fuera posible (en este campo y en las relaciones vis a vis los rectores de la caja dispusieron de una herramienta poderosa: conceder hipotecas);

* Financiar empresas y operaciones del pujante sector inmobiliario gallego, prestando también especial atención al mercado de las hipotecas;

* Y a partir del 2001, con la fundación de la corporación financiera, Caixa Galicia acrecentó su presencia en un amplio abanico de operaciones, también en la industria, e inició una serie de arriesgadas incursiones en la montaña de ladrillos que se amontonaban más allá de Pedrafita.

La gran caja de Occidente…

Al iniciarse el siglo XXI, en el 2001, la caja de Méndez ya disponía de 656 oficinas y en un escenario tan fuerte como temeraria expansión económica, Caixa Galicia confirmó con absurdos alardes su extrema bancarización abriendo legaciones en las principales ciudades europeas y en varias estadounidenses, además de comprar las oficinas del Banco Urquijo y ya en el 2006, también las de BNP.

En otoño del 2007, cuando en EE UU estalló la crisis de los créditos basura (los subprime), que acabaría desencadenando sucesivos estallidos –incluidas las burbujas inmobiliaria y bancaria españolas–, Caixa Galicia estaba presente en todas las provincias de España y en las principales ciudades de Occidente, pero sus pies eran de barro, como el ladrillo. Y aunque ahora lo nieguen o callen, todos, absolutamente todos, los miembros de la élite socio-política y económica de Galicia sabían con mayor o menor detalle que la gran caja de A Coruña era poco más que un hermoso bluf.

Para entender el ocaso del que fue uno de los prohombres de Galicia es preciso conocer siquiera superficialmente el pasado de la gran caja y cómo y por quiénes fue encumbrado el gran hacedor…Por tanto, es obligado recordar que para construir la gran Caixa Galicia el ex director de la entidad cultivó con esmero las relaciones con el presidente de la Xunta, Manuel Fraga Iribarne (1998-2005) y con el alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez Vázquez (1983-2006); con el primero lo hizo sólo por vías institucionales, pues la caja coruñesa se implicó en un amplio abanico de iniciativas de la Xunta prestando apoyo financiero.

Con el segundo, el ¿socialista? Vázquez, la relación tuvo, además de los vínculos económico-institucionales, calado personal, en la que además subyacían intereses privados por ambas partes [en este punto es obligado recordar que Vázquez, vía matrimonial, tenía y tiene intereses empresariales, sobre todo en el sector inmobiliario; si bien el regidor también participó, vía gananciales, en una iniciativa en el campo de la energía eólica].

Por amistad, en el 2005 la caja de Méndez contrató como secretario general de la corporación industrial de la entidad (CxG) al yerno de Vázquez, Luis Arrachea de Miguel, un joven licenciado sin apenas experiencia profesional que por arte de birlibirloque pasó a compartir las más altas responsabilidades de gestión de CxG con YagoJosé Luis Méndez Pascual, hijos del gran hacedor.

El acceso de ese triunvirato a la cúpula de CxG supuso la marginación de profesionales de Caixa Galicia (economistas y abogados) que poseían mayor capacidad y que, esto es lo más importante, tenían un conocimiento cabal de la realidad económica gallega. Esas y otras contrataciones y decisiones generaron inquietud, pero la élite económica de la sociedad coruñesa y de la gallega en general –en la que eran numerosos los beneficiados o protegidos por Caixa Galicia– transigió pese a que, en rigor, el episodio hubiera sido un escándalo en cualquier país serio que respete las entidades de Derecho público.

No obstante, el gotha socio-económico de Galicia ya estaba curado de espantos y, además, parte de sus miembros se han enriquecido gracias a la perversa gestión de entidades como las cajas de ahorros…

En su fuero interno José Luis Méndez sabía que podía contratar a sus hijos y fichar al yerno de Vázquez sin que casi nadie le reprochara nada. Tenía pruebas contundentes de que era inmune, pues a finales de los años noventa había superado con nota el caso Cortés; escándalo tanto o más grave que el caso Buxeres.

¿Qué ocurrió?. El asunto tiene miga. En 1999, la propia Caixa Galicia se autodenunció ante la autoridad judicial, para lo que fichó a Carlos Bueren [ex magistrado de la Audiencia Nacional], por la desaparición de 1.200 millones de pesetas a través de la enmarañada red de constructoras que ejecutaban trabajos de reforma en las oficinas de la caja. A la pérdida de dinero se sumó la de una serie de obras de arte compradas por la caja y que, curiosamente, resultó que estaban almacenadas en la residencia privada de Jesús Manuel García Cortés, que era uno de los más estrechos colaboradores de Méndez [fuentes de la caja han precisado que era la mano derecha de “el amo” o “el dueño”, apodos por los que era conocido Méndez entre numerosos empleados de Caixa Galicia].

Un oportuno arreglo extrajudicial

El expediente judicial fue tramitado por el titular del Juzgado número 6 de los de A Coruña (diligencias 2731/1999); pero para sorpresa de todos –incluido el juez instructor– el sumario fue despachado con un arreglo entre el prestigioso abogado contratado por la caja, Bueren, y el ministerio fiscal [aplicando el famoso y para algunos utilísimo procedimiento abreviado], por lo que el presunto autor de la desaparición del dinero, García Cortés, fue condenado a una pena menor (20 meses, lo que permitía que no ingresara en prisión) y al pago de una indemnización por responsabilidad civil [subrayo las palabras presunto autor porque el arreglo impidió indagar el asunto con mínima profundidad].

Para más inri, ya en el 2002, otra decisión judicial causó sorpresa mayúscula entre los profesionales del Derecho de Galicia: el Juzgado de lo penal número 1 de A Coruña puso el punto final al singularísimo caso Cortés al aceptar ambas partes, ¡también la fiscalía!, la renuncia del denunciante, Caixa Galicia, a resarcirse por la vía de la responsabilidad civil.

A la postre, la desaparición de cientos de millones –nunca se ha llegado a saber con exactitud la cantidad–, aquí paz y después gloria…  El arreglo extrajudicial fue diseñado por Bueren, como técnico del Derecho, y pergeñado por José Luis Álvarez Naveiro, otra de las manos derechas de Méndez en la caja; según informó en su día el periodista gallego Julián Rodríguez Moscoso, que muy probablemente –exceptuados Bueren, García Cortés, Naveiro y Méndez– es el ciudadano que más sabe de lo que ocurrió.

Superado el caso Buxeres y controlado el escándalo imputado a García Cortés, es radicalmente lógico que José Luis Méndez López haya actuado a partir de entonces como si fuera el accionista mayoritario, el presidente y el consejero delegado de un banco privado, hasta el punto de colocar a dedo a sus hijos y al yerno de su amigo Vázquez, entre otros y, lo que es más grave, decidiera o permitiera enterrar casi 1.000 millones de euros en varias constructoras, amén de otras inversiones sin retorno.

“La mala gestión no es delito”, ha precisado el instructor
La decisión puede ser recurrida en el plazo de 3 días

La denuncia presentada por J. C. P. G., en calidad de cliente de Caixa Galicia, contra el ex director general de la entidad, José Luis Méndez López y otros, ha sido rechazada por el titular del Juzgado central de instrucción número 2 de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno Chamarro, según auto de fecha 2.7.2012, del que el denunciante recibió copia telemática a las 12:32 horas de ayer.

Es decir, salvo ulterior decisión de la Justicia porque el denunciante recurra o bien por causa de otra iniciativa ajena a esta, Méndez y sus hijos no han sido incluidos [de momento] en la nómina de ex directivos de las desaparecidas cajas gallegas acusados por la Fiscalía Anticorrupción de varios delitos.

El juzgado central precisa que “este instructor ha efectuado una provisional ponderación de los hechos atribuidos” y estima que, “a tenor de los datos y elementos existentes”, la petición de imputar a los denunciados “no es fundada a efectos penales.

El denunciante dispone de tres días naturales para recurrir la decisión del juez-magistrado.

Origen:   Blog  Im- Pulso

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Algunas imágenes:

El director general de Caixa Galicia José Luis Méndez y Mauro Varela presidente de Caixa Galicia saludan al conferenciante Feijóo.

El vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana, el presidente de Caixa Galicia, Mauro Varela y el director general de Caixa Galicia, José Luis Méndez.

El presidente del Partido Popular de Galicia (PPdeG), Alberto Núñez Feijóo estrecha la mano del vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana.

El director general de Caixa Galicia José Luis Méndez saluda al ex presidente de la Xunta Gerardo Fernández Albor.