Trilogía de Getafe I: Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia de Lorenzo Silva

Publicado el 23 enero 2015 por Kovua

Una familia polaca llega un día al barrio en el que vive Laura, en un pequeño barrio humilde y trabajador situado en Getafe. Ella es una chica normal, que no destaca por nada excepto por el hecho de que le gusta escribir, en ese momento decide escribir un libro narrando todo lo que la ocurre.

Pero un día caminando por el barrio junto a sus amigas Andrés las defiende ante unos compañeros un tanto violentos, será ahí cuando descubra que le gusta la forma de ser de su nuevo vecino es entonces cuando, de forma disimulada, a través de las conversaciones con su vecino descubra otra realidad muy diferente, en la que se mezclan, pequeños barcos, grandes ríos y una malvada banda de mafiosos inmersos en el tráfico de algo que se esconde en unas misteriosas cajas.

Lorenzo Silva narra en esta primera parte de la Trilogía de Getafe las vivencias de Laura además del pasado de Andrés, todo ello lo narra ella a través de la escritura de un pequeño libro que, al mismo tiempo, también es un diario de la realidad en la que se mueve en su barrio, también en su vecindario cuando llega la nueva familia inmigrante. Pero también desvela las ganas de la joven por saber qué hay más allá de Madrid, cómo es de verdad Varsovia o el rio Vístula de los que tanto habla su vecino, que se vieron obligados a dejar atrás. En definitiva una pequeña novela que nos descubre que en realidad, nuestros pequeños baches no son nada comparado con aquellos que deciden aventurarse en un país diferente, también que debemos comprender lo diferente y no excluirlo y marginarlo e incluso que no debemos temerlo por ese mismo hecho.

Recomendado para aquellos que les gusten la forma realista que tiene Silva de narrar las andanzas de los personajes, en esta novela es un claro reflejo de la sociedad actual. También para aquellos que les gusten las novelas juveniles que hablen de los sentimientos y pensamientos que se cruzan en la mente de un adolescente. Y por último para aquellos que quieran descubrir la vida desde otro punto de vista, el de un chica que no duda en ser crítica con todo lo que la rodea.

Recorrimos el último tramo del canal, hasta el estrecho paso donde terminaba el Vístula Muerto y empezaba el Báltico. El Cormorán surcó deprisa aquellos metros finales y entró en el mar sin contemplaciones. La brisa marina se infiltraba ahora hasta el último rincón y en unos pocos minutos, los que tardamos en salir del abrigo del puerto, sentimos también el movimiento de aquellas aguas, tan diferente del movimiento del Vístula. Por fortuna, el mar estaba sereno. Otra sensación era el frío, que rápidamente nos iba calando. Desde donde estábamos, tras los dos hombres que nos vigilaban, podíamos ver la costa de Gdańsk, que se alejaba poco a poco. Como había apostado Yusúpov, nadie nos salió al paso. El Cormorán se escurrió mar adentro con la misma limpieza con que lo habría hecho el pájaro del que llevaba el nombre, y mientras Polonia y cualquier posibilidad de ayuda quedaban atrás, toda la tripulación callaba. Mi padre estaba hundido en sus pensamientos, que debían ser de culpa por no haber querido ver lo que Mijaíl le había advertido. Mijaíl miraba el techo con amargura, lamentando en el fondo de su corazón haber acertado en aquellas sospechas que había tenido desde el principio acerca delos rusos. Jan no salía de su asombro y Jakub observaba con su odio imposible de disimular a los que nos apuntaban. Stanislaw, rompiendo aquel mutismo, trató de levantarnos el ánimo:

-Recuérdame que nunca vuelva a reírme de ti, camarada Mijaíl. Por cierto, ¿también aciertas números de lotería?

Editorial: Destino / Anaya