Trilogía marseana : percepción literaria y antifranquismo

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

"Recuperar la memoria y poner las cosas en su lugar, y, en fin, decir que no, que me han estado diciendo durante cuarenta años que no pasé hambre en mi infancia y es mentira; pasé hambre y aquí está escrito... Hay un intento de llenar un vacío, de poner las cosas en su sitio porque fueron mitificadas y adulteradas."
Rosa Montero. Juan Marsé: "He renunciado a la salvación", El país semanal, 9 de octubre 1977, 4-7, p.7.

Antes de entrar de lleno en la presente investigación, nos conviene volver sobre ciertos conocimientos biográficos del escritor barcelonés que siguen influyendo en su percepción narrativa.

Juan Marsé Carbó nació en Barcelona el 8 de enero de 1933 y fue adoptado por la pareja de los Marsé después de la muerte de su madre en el parto a los quince días. Después de acabar la contienda en 1939, Marsé casi niño de siete años, vivió entre Barcelona y Tarragona.

El hecho bélico tuvo particular resonancia en su percepción literaria y su formación intelectual y en su familia perteneciente a la clase media y luchando al lado de los republicanos y, al final, con varias estancias en la cárcel de su padre adoptivo Pep Marsé. Durante su niñez, Juan Marsé trabajó en un taller de joyería tras abandonar sus estudios en el Colegio del Divino Maestro.

Al crecer en este barrio de trabajadores, descubrió y dominó la ciudad barcelonesa con incesantes vaivenes como recadero a varios talleres contemplando así ambientes que, con el paso de los años, constituyeron su verdadero universo literario predilecto. Y más tarde, esta profesión ejercida durante muchos años, hasta casi 1959, tuvo influencias a lo largo de su narrativa transformándose en una destacada fuente de inspiración, como lo dijo el propio autor en una entrevista con Bernardo Ríos (2011):

"En el taller aprendí a trabajar artesanalmente, con mucha paciencia, era un trabajo muy de manitas que aparentemente no tiene nada que ver con la escritura. Pero yo juraría que sí tiene que ver: El gusto por escribir a mano y la buena caligrafía...yo sé que esto hoy empieza a ser historia, pero no estoy seguro de que sea superfluo. Todo lo que tenga que ver con escribir a mano me gusta: Plumas, bolígrafos, libretas...no sé, serán resabios de la época en que en mi caso, no había ni máquina de escribir."

dio sus primeros pasos literarios con una formación de muy varias lecturas de deficiente calidad porque como lo dice Samuel Amell (1984), estas lecturas resultaban las únicas que estaban al alcance de las clases sociales bajas. A través de su entrevista con Marcos Ordoñez (1993), Juan Marsé declaró que "Leía muchísimo, todo lo que pillaba. Mis vías de escape eran el cine y los libros. Alquilaba una novela por la tarde, a la salida del taller, me la leía por la noche y la cambiaba a la mañana siguiente. Leía de todo y en total desorden, si es que hay que tener un orden en las lecturas, que yo creo que no: Balzac y El Coyote, Stendhal y Salgari, Steventson y Edgar Wallace, en traducciones horribles, impresas en un papel que se deshacía entre los dedos".

Durante estos años de desordenado aprendizaje, Marsé, gracias a su madre, conoció a Paulina Crusat quien le permitió publicar sus primeras narraciones breves entre 1957 y 1959 logrando el premio Sésamo. Y después de esos primeros tanteos literarios, Marsé, siguiendo los consejos de Crusat, publicó su primera novela Encerrados con un solo juguete en 1960 tras su regreso del servicio militar en Ceuta. De allí, el novelista incipiente fue trabando amistad con artistas, literatos, críticos, dramaturgos, novelistas y poetas en Barcelona denominados más tarde Escuela de Barcelona.

Ante el afianzamiento de su vocación, Juan Marsé llegó exitosamente, después de su viaje por Francia, con su obra Últimas tardes con Teresa[1].

Al cabo de algunos años, Juan Marsé se convirtió en uno de los mejores novelistas actuales en lengua castellana y el más leído con la publicación de Si te dicen que caí, primera obra de la trilogía; novela que llevó una increíble historia con la censura franquista como lo mencionaron Ana Rodríguez Fischer y Marcelino Jiménez León en la edición de 2010.

Así, se ensanchó progresivamente el mundo de sus lectores con sus publicaciones y colaboraciones en revistas periódicas, lo que muestra la consolidación de Marsé como escritor profesional y como crítico del proceso de la transición española hacia la democracia.

A partir de 1982, apareció Un día volveré y dos años más tarde, en abril de 1984, apareció Ronda del Guinardó anunciada por el crítico Rafael Conte; y ambas novelas completan la trilogía que es el objeto de nuestro estudio. Y otras novelas aparecieron con varis adaptaciones cinematográficas, con varios galardones a lo largo de su carrera como el premio cervantes de 2008 antes de su fallecimiento en el hospital Sant Pau el sábado 18 de julio de 2020.

    Argumento de las novelas de la trilogía:

La trilogía marseana de la inmediata posguerra, Si te dicen que caí, Un día volveré y Ronda del Guinardó lleva un significado de absoluta creación después de la degradación del país durante y después de la guerra civil con la llegada del régimen dictatorial franquista. Pues, se trata, como lo dice Amell (1984:147), de "la trilogía de las víctimas de la guerra, mayormente niños y adolescentes, que no conocieron el hecho bélico y sin embargo sufren en su carne y espíritu los funestos resultados del mismo".

Por lo tanto, desde el debut de su carrera narrativa, el escritor de El Carmelo entiende cabalmente, como lo subraya Olmos Garcia (1963:211-233), la función de un verdadero novelista y al respecto afirmó que: "Sabido es que descubrir la realidad sin falsearla es lo primero que debe imponerse todo novelista. Aunque sólo fuera en eso, serviría yo a mi tiempo. Pero además, entre otras muchas razones, para mí escribir novelas es defender siempre alguna causa. Como hacen la mayoría de los escritores de mi generación, yo intento dejar bien clara una denuncia de la sociedad española actual, llamando la atención sobre las estructuras que hay que revisar que hay que echar abajo por inservibles".

Esta aserción reviste unos principios particulares mostrando, sobre todo, la fidelidad de Marsé en la trilogía. El primer principio constituye la descripción realista del universo en que se desarrollan las tres novelas; el segundo principio se trata de la visión de la novela tal como un medio para denunciar la injusticia social y el último defiende el éxito artístico de la narración a pesar de que resulta muy inestable la situación del novelista comprometido dentro un régimen dictatorial en una sociedad silenciada, corrupta, desmantelada, mitificada e incluso adulterada.

Ahora bien, a pesar de dicho papel que el novelista ha de desempeñar, tanto el régimen franquista como buenos sectores del pueblo quedan responsables de la injusticia social y la falta de libertad.

A todas luces, la trilogía marseana representa el momento de madurez del propio escritor barcelonés con el mismo recorrido temático y formal. Y al examinar cada cual de las novelas que componen la trilogía, podemos darse cuenta, sin lugar a dudas, de cómo Marsé evoca a la vez la experiencia individual, el antiguo barrio, la cotidianidad atroz del pueblo con otros acontecimientos y otras historias vividas, leídas u oídas.

2-1- Si te dicen que caí:

Si te dicen que caí constituye la quinta novela de Juan Marsé y la primera de la trilogía considerada por los críticos y especialistas seguramente como la obra maestra del novelista obrero. Publicada por primera vez en México en 1973, esta novela censurada por las autoridades franquistas sólo apareció en España tres años más tarde, es decir, en 1976 convirtiéndose, tras el levantamiento del secuestro, en una de las obras más considerables de la narrativa española contemporánea siguiendo a Pere Gimferrer (1974) y en la mejor novela acerca de la posguerra española como lo ha dicho Nora Catelli (1989).

En efecto, Si te dicen que caí relata la historia de una pandilla de niños muy pobres afectados por las consecuencias atroces de la guerra civil y cuyos padres fueron los vencidos de la contienda y las víctimas de la dura represión.

Las primeras palabras de la novela nos muestran de manera notable cómo se va desarrollando la narración que rige estas páginas:

"Cuenta que el levantar el borde de la sabana que cubría el rostro del ahogado en la cenagosa profundidad de pantano de sus ojos abiertos revivió un barrio de solares ruinosos y tronchados geranios cruzado de punta a punta por afilador; un remoto espejismo traspasado por el aullido azul de la verdad." (2010:105).

En efecto, la primera palabra de la obra cuenta enseña que la narración se constituye y se basa en el desdoblamiento y el entremezclamiento de diversas voces. Es así como un día de verano del mes de septiembre de 1970 cuando llegan los cuerpos sin vida de Daniel Javaloyes comúnmente llamado Java, de su esposa y de sus hijos gemelos en el depósito de cadáveres del hospital clínico de Barcelona. Y enseguida, Ňito, viejo y vigilante del depósito reconoce el cuerpo de su amigo de infancia, su antiguo compañero de aventuras. Así, la mayor parte de la narración gira alrededor del personaje, Ňito, llamado Sarnita en el pasado. De hecho, Ňito evoca esta época de la posguerra y discute con Sor Paulina, su asistenta, antigua catequista de la parroquia de las Ánimas donde frecuentaba la pandilla encabezada por Java y Sarnita.

A través de estos recuerdos, aparece, por una parte, el universo de los adultos, o sea, los guerrilleros urbanos y maquis y por otra parte la búsqueda de una prostituta, Ramona.

En definitiva, Si te dicen que caí es pues la primera parte de una trilogía dedicada a la infancia y a la adolescencia del autor durante la posguerra y Fischer (2010:41) la considera como un relato "recosido y reconstruido: la historia que cuenta un niño que la ha oído contar a otro que a su vez recuenta y remienda esa misma historia que ha oído contar a otra persona".

2-2- Un día volveré:

En la segunda novela de la trilogía, Un día volveré, publicada en 1982, Juan Marsé vuelve sobre el paisaje urbano barcelonés en que se desarrollan casi todas sus obras salvo La muchacha de las bragas de oro como lo subraya Rafael Conte (1982:1) en estas palabras según las que "Marsé ha vuelto por sus fueros, ha regresado a su propio mundo, al terreno en el que se mueve con mayor seguridad y firmeza". Y Carlos Mainer (1969:9) la percibe como la continuación de Si te dicen que caí al afirmar que Un día volveré "surge del mismo magma de recuerdos y comparte elementos de Si te dicen que caí. Pero significativamente modificados (...)".

Lleva a cabo Marsé otra vez un análisis de la sociedad española y más particularmente, el de los perdedores y de su porvenir dentro del régimen franquista que sigue encarcelando, torturando, asesinando.

Un día volveré (1982:15-16) se abre con la vuelta del protagonista, Jan Julivert Mon, después de cumplir su condena en las prisiones franquistas. Una vuelta que los vecinos esperaba con mucha impaciencia ya que desde el principio de la obra, vemos gran esperanza a través de esta afirmación:

"La primera vez que oímos hablar de él yo era un chaval que no tenía ni media hostia. Fue en el verano del cincuenta y uno, en la barbería de Riembau, mientras a Eloy le trasquilaban el cogote y los mayores que esperaban su turno para afectarse intercambiaban ensalivados comentarios sobre la viuda Balbina y su ceñido suéter negro. Por aquel entonces, el pistolero ya debía llevar cuatro o cinco años preso y nadie en el barrio creía volver a verle, suponiendo que algún día saliera de la cárcel y sintiera deseos de regresar a casar para vivir con una fulana..."

De hecho, la historia de la novela gira alrededor de Jan Julivert desde su liberación hasta su muerte. Jan Julivert Mon, ex pistolero anarquista y resistente antifranquista, tras cumplir trece años en la siniestra prisión Carabanchel, recobra la libertad a finales de la primavera de 1959 y decide volver a su barrio de Guinardó donde viven su cuñada- Balbina transformada en una prostituta en el barrio chino tras el destierro de su esposo Luis- y su sobrino, Néstor, camarero en el Bar Trola que sueña ser boxeador como su tío antes de la guerra.

Una vez regresada, Jan Julivert, para olvidarse de su pasada, empieza a trabajar en casa de los Aymerich como vigilante y guardaespaldas del famoso juez Klein, una gran figura de la represión franquista, quien asesinó y pronunció muchas condenas entre las cuales la de su propio guardaespaldas, Jan, y ahora, el juez permanece sin memoria después de su terrible accidente de coche.

La estructura de Un día volveré es casi lineal salvo ciertas evocaciones del pasado de unos personajes. Y tal organización viene de un conjunto de maniobras que caracterizan la modalidad narrativa de la segunda novela de la trilogía marseana. Al respecto, Juan Rodríguez (2002:13) afirma que a través de esta obra, el autor barcelonés encuentra "el equilibrio perfecto entre los dos polos simbolizados por las novelas anteriores. Por un lado, regresa a ese mundo en el que, sin duda, Marsé se encuentra más cómodo narrando: la España de postguerra contemplada desde la perspectiva asombrada de los niños. En ese sentido, esta novela ambientada a finales de los cincuenta y centrada en un personaje adolescente - cuando parece ya lejano, dice el narrador, "el tiempo feliz de las Aventis", sucedería cronológicamente a Si te dicen que caí. Por el otro, Marsé, acorde con las tendencias que empiezan a imponerse a principios de los ochenta y que serán dominante a la largo de esa década, suaviza la complejidad estructural de la novela de 1973".

3-3- Ronda del Guinardó:

Ronda del Guinardó (1984) constituye la tercera fase de la trilogía. Se trata de una pieza breve, como lo ha subrayado Carlos Mainer, con la que Marsé ha ganado el premio de Ciudad de Barcelona y forma parte de una de sus grandes obras como lo ha mostrado Valls (2002). En efecto, esta obra permanece como una de las mejores que muestra la situación del pueblo y las condiciones de vida durante la posguerra en Barcelona aunque parezca, a primera vista, sencillas.

A través de Ronda del Guinardó, Juan Marsé ha vuelto a visitar la terrible época de la posguerra. En efecto, la historia de la obra es la de una pobre huérfana de la Casa de Familia, Rosita y la de un inspector de policía dado que el novelista apenas se sirve de ambos personajes para poder mostrar un microsmos en la Barcelona de los primeros momentos de la posguerra. Así empieza la obra con la llegada del viejo inspector de la policía franquista. El inspector viene de la comisaría del barrio donde se desarrolla la narración y sirve en la Brigada Criminal donde hay un cadáver que Rosita debe identificar como su posible violador. Por eso, el inspector se presenta en el orfanato del barrio de La Salud, lugar muy familiar para los lectores marseanos, dirigido por su cuñada, y más precisamente en la Casa de Familia para llevar a la muchacha al depósito de cadáveres para que ésta reconozca el cuerpo de su violador.

    Percepción literaria y antifranquismo:

La crítica suele dividir la producción literaria de Juan Marsé en varias etapas distintas. Pero, pese a cierta similitud que podemos encontrar en los diferentes puntos de vista, no parece fácil establecer con exactitud una línea de demarcación en la novelística marseana.

Sin embargo, nos limitamos a la etapa marcada no sólo por una real conciencia crítica contra la sociedad franquista sino también por una percepción, o sea, una representación objetiva de la realidad de una infancia y adolescencia muy dolorosas a través del panorama de la inmediata posguerra. Al respecto, a través de Por favor, Marsé ( Confidencias de un chorizo, Barcelona, Seix-Barral, 1977:47-48) dice que Si te dicen que caí es "Una exuberante alegría de vivir fragmentada y dispersa en las paredes de la vieja trapería como una memoria estrellada, en caótica expansión, es todo cuanto nos legó aquel hombre [Marcos] al desaparecer del barrio ... Ni subiéndose a una silla ha conseguido la abuela borrar las imágenes más altas y hermosas, rozando ya el techo ... tendrían que derribar la casa y sepultar bajo ella los sótanos y ni aún así lograrían destruir esta pobre memoria personal ... despojos de una conciencia acorralada, la injustificable masacre sobre la que se asentaría el glorioso alzamiento nacional del futuro edificio.. . Una voz hablando sola, una memoria en continua expansión, vasta y negra como la noche, retrocediendo en el recuerdo y también anticipándose a él, adelantándolo para verlo llegar desfigurado, desmentido, devorado por las musarañas del olvido y la mentira en la medrosa memoria de la gente."

Evidentemente, la evolución literaria de la trilogía parece relacionarse con otra evolución ideológica, la que ha de determinar en gran parte una actitud perfectamente nueva tocante a la literatura y a su función social.

Sin lugar a dudas, la trilogía pretende ser el testimonio objetivo acerca de la realidad social española y una visión más completa de la historia de España. Sin embargo, el novelista de El Carmelo, al vivir una infancia profundamente marcada por la guerra civil y sus consecuencias, emprende una especie de reflexión sobre los funestos resultados de ese drama nacional. La primera visión de la realidad española de que dispone Juan Marsé es pues el resultado de un acontecimiento trágico vivido en unos sucesos dramáticos.

En efecto, el dolor ocasionado por el hecho bélico quedaría uno de los temas principales ya que este padecimiento, por cierto, no sólo resulta simplemente personal sino también que se trata de la expresión del drama de una generación por completo. Y además, teniendo en cuenta que la versión de los hechos inventados por las autoridades franquistas- se trata para el Caudillo como una cruzada para salvar el país del comunismo y la salvación del pueblo español se debe a unos seres excepcionales y mesiánicos- no es sino un falseamiento de la realidad. Tantos eslóganes utilizados por el régimen dictatorial son para no llamar la atención de los españoles acerca de la verdadera naturaleza del poder y de los verdaderos problemas acarreados por la nueva situación.

Al alejarse de tal versión flagelándola a lo largo de las tres novelas de las víctimas de la guerra interesándose más contar la historia de un tipo que pierde que la de un tipo que gana, el propio Juan Marsé intenta, más bien, descubrir la verdad. Y resultan muy ilustrativas las declaraciones del escritor de Últimas tardes con Teresa en Un día volveré (1982:287) según las que "Hoy ya no creemos en nada, nos están cocinando a todos en la olla podrida del olvido, porque el olvido es una estrategia del vivir- si bien algunos por si acaso, aun mantenemos el dedo en el gatillo de la memoria..."

Ese intento por parte del novelista forma parte de los grandes desafíos contra las autoridades franquistas; desafíos cuyas obras tales como Si te dicen que caí, Un día volveré o Ronda del Guinardó constituyen al mismo tiempo la expresión literaria de su propio sufrimiento y el de su generación como aparece en estos términos de Daniel Sueiro en " Silencio y crisis de la joven novela española " (1969:51-52) "Lo que todos los novelistas hemos hecho y no sé si tenemos que seguir haciendo aún, es elegir para ser tratados en nuestras novelas, temas, hechos, vidas, personas, desgracias, miserias, injusticias en fin, que en ocasiones no debían pasar de ser tratados en las páginas de los periódicos o en otros medios de comunicación y resueltos a ellos, pero que no lo son, o mejor que ni siquiera deberían tener lugar en un país civilizado, pero que ocurren y entonces nosotros tomamos estos temas a sabiendas de que no estamos escribiendo una novela con valor universal, los tomamos porque inmediatamente sabemos que hemos de tomarlos en nuestras manos, puesto que hay muchos otros que quieran ignorarlos y otros que querían ocultarles"

Lo más destacado a través de la trilogía es el carácter auténtico en que Juan Marsé pone de realce a unos niños y a unos adolescentes que viven en unas situaciones extrañas sin preparación alguna e incluso los personajes en Si te dicen que caí llegan a afirmar que esto no va durar.

Por lo tanto, los personajes, a lo largo de las obras, van desvelando la realidad cotidiana con mucho odio y con gran insatisfacción que finalmente provocan la marginación. Por eso, encontramos, en Si te dicen que caí, un carácter simbólico, es decir, una modalidad narrativa que recalca el desencanto de los niños en la trapería cuya única preocupación es la de inventar una realidad diferente de la que viven usando las aventis: "¿Qué quieres?, la asquerosa verdad, que es una viciosa perdida, una degenerada y que está podrida, venérea hasta las cejas, acostumbrada a todo, por delante y por detrás, un pellejo lleno de pus que ya no encuentra clientes, que apenas tiene que comer y que Java por lástima le compra cucuruchos de judías cocidas... "

Además, las circunstancias de la contienda se manifiestan de modo patético en la incapacidad de los personajes de vivir en armonía perfecta en su universo y su inadaptación los lleva a rechazar cualquier forma de moral hasta empujarlos a la delación como medio para descubrir un sistema de valores que puede dar sentido a su existencia: "Java aumentó el número de personajes reales y redujo cada vez más el de los ficticios, y además introdujo escenarios urbanos de verdad, nuestras calles y nuestras azoteas y nuestros refugios y cloacas, y sucesos que traían los periódicos y hasta los misteriosos rumores que circulaban en el barrio sobre denuncias y registros, detenidos y desaparecidos y fusilados."(134)

Así, descubrimos, a la vez, un elemento fundamental en la trilogía: la constante presencia de una violencia, de una crueldad gratuita sin verdaderas motivaciones. La principal causa de esta situación es, sin lugar a dudas, la destrucción del paraíso de la infancia; un mundo perfecto y despreocupante bruscamente cambiado por la guerra civil española y sus repercusiones atroces.

Dicha alusión suele volver a través de los diálogos de los personajes. Por lo tanto, ese drama nacional tuvo muchas consecuencias entre las cuales el abandono de los estudios, por parte de los niños, la separación de las familias, el encarcelamiento, el exilio, la tortura e incluso la muerte. Para todos, rompió la contienda la orientación y el orden de la existencia.

Pero, si Juan Marsé presenta, por todas partes, la angustia de los adultos de ambos campos víctimas de las consecuencias de la guerra, no perdamos de vista que ya se trata del universo original de la niñez y adolescencia que constituye el tema esencial de las tres novelas.

Buen testimonio de esta generación acerca de estas atrocidades aparece, a las claras, en la trilogía a través de los personajes descritos en la trilogía.Si, por un lado, la mayor parte de entre ellos se ven privados de amor y abandonados sin asistencia; por otro, tampoco tienen bastante suerte en el campo de la escolarización como sucede con los niños kabileños tales como Java, Luisito, Mingo, Sarnita entre otros en Si te dicen que caí, con el chaval Néstor en Un día volveré o con Rosita y otros muchachos en Ronda del Guinardó. Todos han abandonado las clases y no son ingenuos y así, dejan de practicar los juegos inofensivos llegando a ser adultos.

A partir de allí, han de hacer frente a todos los riesgos que implican tal situación. Por lo tanto, se ve la medida de la madurez precoz antes de lo ordinario de estos endiablados chiquillos a través de la voz de Sarnita cuando éste declara que ya es mayor y ya no es niño.

Ante esta dura realidad y ante su incapacidad de crearse nuevos valores para enfrentarse con el rigor de su existencia, imitan los comportamientos y las actitudes de los mayores y se valen de todos los medios para poder sobrevivir e incluso el crimen sin ninguna razón aparente pero, más bien, percibido como cualquier juego. Sin embargo, dicha violencia y dicho marasmo no han excluido en absoluto que un ambiente poético y lírico llena las páginas de la trilogía marseana, sobre todo en Si te dicen que caí con el primer párrafo que abre la obra.

Por eso, y sin lugar a dudas, aparecen, a través de las líneas, las características del realismo poético al referirnos al entrelazamiento, o sea, la fusión entre lo real y lo ficticio que se desprenden de una lectura de las obras.

Y muy a menudo, los elementos poéticos del relato desbordan los límites de la realidad y se asemejan a una ensoñación mágica. Los elementos descriptivos de estas obras se alejan bastante de la realidad. Y parece que lo más importante es más bien la presencia de lo imaginario donde se realiza una especie de fusión entre el sueño y la realidad.

Juan Marsé ya expresa su rechazo de ciertos valores de la sociedad española. Por lo tanto, con la trilogía, el novelista barcelonés defiende claramente a todas las víctimas de la injusticia y denuncia la inadecuación de las relaciones sociales del pueblo. Aunque la actitud del novelista revela cierta dualidad entre la desesperanza de un porvenir cada vez más perjudicial y la exasperación ante una sociedad fija y controlada por el Caudillo, concibe, de ahora en adelante, su actitud literaria igual que un testimonio acerca de la realidad social española y resultan ilustrativas esas palabras sacadas de El pijoaparte y otras historias (1981:145) según las que " La novela expresa una posible memoria del ambiente de un barrio y de una ciudad que salía de la sacudida de una guerra civil ..."

No es por casualidad si aparecen, a través de una de sus obras de la trilogía, unos versos de Antonio Machado. Así, podemos especialmente retener lo que se encuentra en Si te dicen que caí, o sea el mismo título de la obra, que parece expresar de modo significado esta actitud.

El anhelo por testimoniar acerca de la realidad es mucho más evidente en Si te dicen que caí ya que siempre incorpora fragmentos de canciones y poemas populares, películas con resonancia revolucionaria, o aun, las dolorosas querellas del pueblo desfavorecido a lo largo de la tormenta. Al respecto, Juan Goytisolo dice que " Personalmente, creo que se requiere más valor para hablar de las cosas y hechos de la Vida corriente, que para embriagarse en la evocación de empresas sublimes y nobles. El coraje no consiste encerrar los ojos ante nuestros propios defectos (pequeños o grandes, qué más da), sino en luchar contra ellos, reconociéndolos. La verdad debe revelarse siempre por dura que sea. Escamotara no me parece empresa digna de escritores". (1959:94)

La trilogía marseana abarca unas novelas de índole didáctica donde todos los personajes, todas las acciones tienen el papel de desvelar el carácter opresivo de los mecanismos sociales de la España franquista: los asesinatos, las torturas, las mentiras, entre otras.

Aparece, a finales del análisis, que este periodo de la actividad literaria de Juan Marsé viene marcado esencialmente por una muy particular atención acerca de la denuncia social. Al sobrevivir de manera trágica a las delaciones, los escamoteos de los informes, los saqueos, los falseamientos de la realidades por parte del dictador y sus acólitos, el propio Marsé ha intentado- y lo logra- representar las frustraciones, las dudas, las humillaciones desde el punto de vista individual y colectivo a través de los personajes, a veces, unos niños demasiado pronto introducidos en la situación atroz de los mayores. Por lo tanto, lo que podríamos considerar a primera vista como una rebelión contra un sistema de valor consolidado no es en realidad sino la expresión de un gran desencanto y la verdadera absurdidad de la condición humana. De allí, esas obras nos muestran una visión desoladora de una realidad sociopolítica que no carece de interés.

Pero ¿son, de veras, representativos los distintos personajes que actúan en la trilogía? ¿Podemos escogerlos como unos arquetipos de la sociedad española de los años de la dictadura? Y eso no es de ninguna manera las palabras de Juan Marsé. A través de la existencia marginal de estos personajes, el novelista de El Carmelo intentaría, más bien, provocar una toma de conciencia en el lector y teniendo en cuenta que la imagen real de la España de aquel entonces resulta a menudo oscura, o sea, difícil de percibir.

Dr. Oumar Mangane

Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar

Instituto Sergent Malamine Camara de Dakar

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[1] Conviene precisar que sólo hemos mencionado unas obras ya que en este artículo no podemos citar todas las novelas y narraciones breves del escritor Juan Marsé.

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