[Esta entrada es parte de una mini-serie sobre el estoicismo romano y cómo aprovechar sus fundamentos para una vida (no solo) minimalista. Hasta ahora he presentado los principios más importantes de la filosofía estóica. De ahora en adelante trataré técnicas más concretas para aplicar estos principios en situaciones concretas.]
Quizás te has preguntado alguna vez cuál es la función del ser humano en el mundo. Un árbol de manzanas tiene la función de dar manzanas, la abeja tiene la función de polinizar las plantas, las ovejas tienen la función de mantener bajo control las hierbas malas y de dar lana… Pero ¿Cuál es la función del ser humano?
El raciocinio en la filosofía estoica: la ciudadanía activa
El hombre es un ser racional y social. Su función principal es la de utilizar este raciocinio a favor de su comunidad. De cierta forma, el ser humano es como las abejas, necesitamos de la compañía de otros humanos para vivir una vida plena. Esta compañía puede ser la familia, los amigos, o cualquier otro grupo al cual pertenezcamos. Reconocer la importancia que tienen los lazos sociales es el primer paso. El segundo paso es aceptar que todos tenemos responsabilidad de todo lo que pasa en nuestra sociedad, y de actuar conforme a este principio.
Según los estoicos, cada ciudadano tiene el deber de implicarse en su entorno para mejorar la vida conjunta de la comunidad. Esta implicación no debería ser algo especial o espectacular, sino que debería ser la razón de todos nuestros actos. Marco Aurelio dice en sus meditaciones que cada mañana, al despertar, deberíamos levantarnos para hacer lo que es el deber de cada hombre (y mujer).
La responsabilidad social de cada persona por lo tanto, no es algo selectivo, es algo que deberá guiar todas nuestras acciones, en todo momento ya que trabajar por el bien común nos ayudará a tener una vida más plena y tranquila. Para los estoicos la meta era maximizar las emociones positivas y minimizar las emociones negativas. Al ayudar en la construcción de una sociedad solidaria y social,pensaban que les acercaba al ideal de una vida positiva.
Lo que un(a) minimalista puede aprender de los estoicos
Hay muchos estudios que muestran que las personas generosas son más felices y están más satisfechas con su propia vidaque las personas muy activas y con una amplia red social. Lo importante no es dónde implicarte, sino en qué implicarte. Puede ser en la escuela de tu hijo, en la organización del huerto comunitario, en el consejo del barrio, en una ONG, en un partido político. Lo importante es que tu vida sea algo más que la búsqueda de tu propio placer. Está de moda citar a Ghandi, y quizás sea porque hoy en día hace más falta que nunca: “Debes ser el cambio que quieres ver en el mundo.”
Cuéntanos en los comentarios lo que haces para mejorar la convivencia en tu entorno.
Inspirado en capítulo 9 de: “A guide to the good life”, Irvine (2009).
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No te pierdes los otros capítulos de la serie del estoicismo.