La realidad no necesita tu cooperación para ser lo que es. Pero tu conciencia de ella necesita tu ayuda, ya que tener esa conciencia es algo que tú [tomador de decisiones en la mente] eliges. Si le prestas oídos a los dictados del ego y ves lo que él te indica ver, no podrás sino considerarte a ti mismo insignificante, vulnerable y temoroso. Experimentarás depresión, una sensación de no valer nada, así como sentimientos de inestabilidad e irrealidad. Creerás que eres la desvalida víctima de fuerzas que están más allá de tu control y que son mucho más poderosas que tú. Y creerás que el mundo que fabricaste rige tu destino. Pues tendrás fe en eso. Pero no creas que porque tengas fe en eso, ello puede hacer que sea real. (T-21.V.2)
Debes ser consciente a lo largo del día de donde está tu atención, porque ahí donde está tu atención, allí se encuentra tu tesoro.
Aquello en lo que inviertes, a través de tu atención, se convierte en lo que valoras, y lo que valoras lo haces real para ti.
Si tu atención está en el mundo, estás invirtiendo en el sistema de pensamiento que le dio lugar y haciéndolo real en tu mente.
Ese sistema de pensamiento dicta quien eres y cuales son tus valores.
Invertir en el mundo es invertir en culpa pues ese fue su origen.
Invertir en culpa es negar tu Santo Ser y mantenerte separado del Amor de Dios.
Ese es el deseo oculto al que tu elección de foco sirve.
Invertir en el mundo es querer mantener una identidad personal.
Esa identidad personal no es el problema, el problema es haber elegido la voz estridente del ego como tu maestro.
Siempre que no estás en paz, estás invirtiendo en el mundo y esa inversión viene provocada por una decisión en tu mente. La decisión a favor del pecado (pasado), la culpa (presente) y el miedo (futuro), la trinidad impía del ego.
Hoy cambia tu foco de atención y dirigelo al lugar donde la paz descansa a la espera de que le des la bienvenida.
Esa paz no se encuentra en el mundo, sino que descansa en tu visión. En la parte de tu mente que guarda el recuerdo del Hogar.
Vete a ese lugar tranquilo siempre que algo del mundo parezca alterarte y únete allí al maestro de la paz, siempre dispuesto a intercambiar tu percepción errónea por su santa visión.
La paz te aguarda hoy a medida que retiras tu atención del mundo y la diriges hacia el altar de tu mente donde ella mora.
Desde ese centro tranquilo observas lo que sucede, tus pensamientos, tus emociones. Observas tu juicio, tus preocupaciones, el dolor y el sufrimiento desde fuera del campo de batalla.
Tu atención se dirige ahora hacia el interior de tu mente llevando el problema, la elección de la mente [tomador de decisiones, Hijo de Dios] a favor del ego, a la solución, la elección a favor del Espíritu Santo.
Y puedes por fin descansar en la paz, porque allí donde la luz se encuentra, allí no puede haber oscuridad.
Descansa en ese centro tranquilo hoy, y nada podrá alterar tu paz porque habrás descubierto tu verdadero poder, el poder del Hijo de Dios para elegir entre el problema, o la solución.
Enfócate hoy en la solución al reconocer el problema [decisión a favor del ego] y retirar tu atención del mundo.
Aquí y ahora, sólo paz.
Amen.
~ J ❤