Cada cosa que haces tiene un impacto. A veces este impacto es muy pequeño, como cuando sorprendes a tu vecina con unas flores porque te han comentado que hoy es su cumpleaños. Otras veces el impacto es más grande como cuando te juntas con miles de otras personas para reivindicar una moda más sostenible, participando en el Fashion Revolution Day. Y ojalá que todos estos impactos fueran positivos.
No hacer nada también tiene un impacto
No actuar también tiene sus consecuencias, aunque es más fácil convencerse a si mismo de que tú no hiciste nada. Tienes prisa así que ignoras a aquella señora que no consigue subir el carrito por la escalera. Ya ayudará otro. No estás a fin de coger la llamada de tu amiga, no será tan importante. Sigues comprando en los mismo sitios, al final esta simple compra no tendrá ningún impacto. ¿O quizás sí lo tiene?
Cuestión de valores – cuestión de auto-imagen
Todas tus acciones tienen un impacto, por pequeño que sean. En la mayoría de las veces ni siquiera eres consciente de este impacto. Sin embargo, tus acciones no solo influyen en tu entorno sino también en la imagen de ti misma. Si actúas de cierta forma, tu cerebro utilizará esta información para confirmar o actualizar lo que sabes de ti misma. Este proceso es el aliado perfecto para trabajar tus propios valores y tu autoestima. Apoyando a otros en sus proyectos le enseñas a tu cerebro que eres una persona generosa y consciente. Al sonreír a los vecinos y al charlar un ratito con la cartera, tu cerebro recordará que eres una persona sociable que se lleva bien con las personas.
Poco a poco puedes cambiar las conexiones neuronales con estos actos conscientes, hasta que la imagen que tienes de ti misma también transforma tus actos inconscientes.
¿Qué te gustaría ser? ¿Que haría una persona con estas características? ¿Qué esperas?
PD: Feliz día de la Tierra.