Un Alto en el Camino

Por Bodegaateneo

Sancti Petri un 1 de enero

Hace casi un mes que no entraba en el blog, y eso me lo ha recordado lo mucho que ha cambiado el sistema de bloques para escribir en WordPress. Menos mal que siempre lo reviso antes de publicar. Símbolos de actualización que giraban y giraban como derviches, que por fin me dejaron llegar a mi viejo y vetusto blog.

Las razones de este alto en el camino son varias. Como un crack del futbol diría que el desgaste de los años, por otro lado, mi último año en lo personal es como correr cuesta abajo por una ladera, viendo como la avalancha se acerca, sabiendo que será mi final. Me cuesta escribir, cada vez más, y odio cuando me leo y pienso que eso ya lo he escrito antes, que ese vino ya lo he bebido antes, y que me cuesta cada vez más encontrar una bodega que desee visitar. A veces le echo la culpa al confinamiento, a los estragos anímicos que supuso, y que nos han rematado, sin haber acabado con la pandemia, en medio de una guerra injusta en nuestra Europa.

No todo ha sido olvidable, o susceptible de ser arrojado al fuego purificador. Hace unos meses me lie la manta a la cabeza y accedí a unirme al proyecto de David Vázquez para hacer unas informales catas online, vía youtube, que también generaron un podcast, Vino entre amigos. Los que me conocen saben lo mucho que me impone una cámara, pero ha sido hasta ahora una experiencia enriquecedora, y por supuesto continuaré. Nada mejor a veces que reírse un poco de uno mismo. También me he enganchado al podcast de Pilar Cruces y Tao Platón, Lust for wine. Un podcast con mucho arte en el CAB, del que soy parroquiano y seguidor en su grabación mensual en el Centro de Arte Contemporáneo de Burgos. El vino se puede unir con facilidad a otras facetas de la vida, bien lo saben los y las #winefaker, pero sin duda el arte es siempre un buen acompañamiento.

También es cierto que cuando uno está en lo peor, con las ganas de echar el telón, siempre aparece una mano amiga que sabe decirte esas palabras que uno necesita oír. Tengo mucha suerte en eso, ya que lo mejor de este mundo, es la gente que disfruta contigo de una copa de vino. Recuerdo cuando una buena amiga, y encargada de una agencia de comunicación con bodegas, me llamó y me felicitó por una entrada, en la que comentaba que yo no había conectado con el vino. Me dio las gracias porque ella misma, pensaba eso del vino, pero nadie más se había atrevido a dejarlo por escrito. Un subidón, similar al que tengo con un amigo elaborador, al que conocí este verano, y al que creo que le ayude a que su vino fuera más conocido, e incluso, con otro símil futbolístico, llegase a un gran club. Es agradable saber que tu criterio, tan personal, tan poco formado, tan salvaje, pueda ser apreciado, e incluso útil.

Barrio de Bodegas de Atauta

En un episodio más de esa cuesta abajo, el sábado pasado intenté desarrollar mi primera etapa en un viaje de apostasía con la Ribera del Duero. Apostatar de Ribera del Duero supone mirarse a un espejo, y buscar razones, vinos, lugares, por los que aún debemos confiar en esta denominación de origen, tan cercana y tan querida, pero que últimamente solo me da sinsabores. Es duro para alguien como yo, que desde el principio siempre ha tenido un ojo en la Ribera, reconocer algunas cosas, pero lo contrario es engañarse a uno mismo, y nada más triste que morir de éxito, sin haber intentado dar lo mejor. Mi destino no pudo completarse, pero lo volveré a intentar, ya que ahora tengo mas claro que nunca, cuál ha de ser mi primera etapa. La zona de Atauta y la ribera soriana. Espero encontrar en ella la fuerza necesaria para renunciar a esa apostasía, cuál Percibal buscando el Santo Grial. El tiempo dirá.

No te asustes amigo lector, no pienso tirar la toalla. Eso sería reconocer que los #winefakers han ganado, y que tú y yo, nos hemos dejado vencer. No pasarán.

R.