Un arte para comérselo: creando el país de la piruleta

Por Cesarbbaa

¡Bienvenidos al al país de la piruleta! Tanya Schultz y Nicole Andrijevic (Pip & Pop), con su paleta de colores pastel, nos trasladan a un universo mágico en forma de instalación artística. Fucsia, naranja melocotón, rosa bebé, verde menta, aguamarina, azul cielo… los colores más dulces se convierten en protagonistas y se transforman en ríos, caminos o valles que nos conducen a paisajes de fantasía. Usando el suelo como lienzo, estas obras de arte son el sueño tanto de los niños como de muchos adultos.

Las artistas australianas Pip & Pop crean instalaciones hiper-coloridas y llenas de magia inspirándose en la cultura pop japonesa. Sus detalles abundantes pero diminutos atrapan la mirada: bosques y montañas hechas con caramelo, abalorios que se convierten en copos de nieve, playas de picapica, tímidos animales de plástico o flores de gominola.

¿No os recuerdan a las fiestas de cumpleaños que celebrabais de pequeños? ¿Y a las tartas de chuches que eran la envidia de toda la clase? Pip & Pop construyen instalaciones delicadísimas y tan dulces que dan ganas de zampárselas. Pero cuidado, que no son comestibles. Pintura, purpurina, azúcar, pigmentos en polvo, golosinas, plantas artificiales, vinilo, origami, plástico, globos y objetos encontrados por casualidad dan forma a este universo tan original.

A pesar de estar llenas de optimismo brillante, estas instalaciones son vulnerables tanto a los curiosos dedos de los niños o a un barrido accidental de la ropa de algún visitante torpe. De esta manera, Pip & Pop reflexionan sobre la dulzura y la inocencia, pero también sobre la sensación de indefensión que se asocia a menudo con lo ‘mono’ o ‘kawaii‘.

Pip & Pop explican que a menudo se inspiran en ideas utópicas para crear, como el Jardín del Edén, cuentos populares, leyendas sobre tierras de abundancia o las historias de Roald Dahl, en especial Charlie y la fábrica de chocolate. Tales cuentos suelen ir acompañados de lecciones sobre los peligros de los excesos, y también sobre esto vertebran su arte. Las artistas australianas responden tanto a sentimientos positivos como negativos: todo lo que a simple vista parece  ‘dulce’ o ‘tierno’ también tiene una interpretación más oscura.

Así que ya sabéis: si os invitan a una exposición de Pip & Pop tened a mano una buena dosis de insulina, por si os da una sobredosis de azúcar.

Y a vosotros, ¿qué os parece el arte de estas chicas australianas?