Un baile mágico

Por Psicosalud Online @PsicoSaludOLine

Existe un pueblecito llamado Ordal rodeado de muchas montañas, donde viven muchas familias de campesinos cuidando sobretodo de viñas y sus famosos melocotones.  En verano la temperatura es muy suave y muy agradable así que en primavera también plantan muchos tomates, calabacines, pepinos y un sin fin de frutas ¡¡¡Son tan bonitos sus campos cuando florecen que son perfectos para celebrar fiestas al aire libre!!!

Todos los años la luna y las estrellas celebran un baile para dar la bienvenida al verano. Desde arriba admiran todas las montañas una a una para decidir dónde bailaran hasta la salida del sol y decir adiós a la primavera. Ese año, en cuanto la estrella Casiopea vio aquellos campos de calabacines llenos de flores grandes y amarillas quedó encantada y corrió a avisar a las otras estrellas. Sabía que su fiesta sería un éxito si la celebraban allí.

Muy emocionadas, una a una las estrellas fueron visitando estas fantásticas montañas y maravillándose de su luz cuando se reflejaba con las hermosas flores. Todo resplandecía y parecía mágico.

Cuando todas las estrellas estaban convencidas de que deseaban organizar allí su baile, corrieron a hablar con la Luna para saber si estaba de acuerdo en celebrar la fiesta en las floridas montañas de Ordal. La Luna, que era muy lista, ya hacía días que las había visitado al oír hablar tan bien de ellas a las estrellas. ¡Estaba tan entusiasmada como ellas por celebrar este día tan especial en un lugar tan bonito!

Por fin comenzaron los preparativos. Las estrellas viajaban a la Vía Láctea en busca de vapor de agua para sus cócteles, otras visitaban diferentes planetas en busca de luces de colores. Todo era poco para sorprender a las demás el día del baile. Polaris, una estrella muy muy atrevida viajó por el espacio en busca de algo distinto para impresionar a sus amigas y en un planeta luminoso encontró unos polvos de minerales multicolores que servirían para preparar y hacer especiales sus refrescos. La fiesta sería super divertida.

El día había llegado. Todas las estrellas se vestían de gala con sus mejores haces de luz y la luna brillaba llena con un resplandor especial. La música ya resonaba en los floridos campos, el baile había comenzado y todas las estrellas ya estaban presentes. En su danza astral, los árboles y las flores se iluminaban con sus rápidos movimientos salpicando con su luz las intensas flores amarillas de los campos.

Algunas de las estrellas empezaron a repartir los refrescos de vapor para saciar la sed de las estrellas que no dejaban de bailar. En ese momento, Polaris les enseñó a sus amigas lo que había encontrado en el planeta luminoso y preparó unas bebidas con los minerales de colores y el vapor. ¡Estaban tan deliciosos que hasta la luna los quiso probar!

Bailando y bebiendo sus coloridos refrescos las horas pasaban de forma rápida y divertida. Era una de las mejores fiestas que recordaban. De pronto, se dieron cuenta que una de las estrellas despedía su tan apreciado polvo rociando todas las flores. Aquél polvo no era igual al de siempre ya que tenía muchos, muchos colores… Poco después todas las estrellas despedían polvos de colores por todos los campos. La Luna muy preocupada pensaba cual podría haber sido la causa de que todas las estrellas perdieran su mágico polvo y pensando y pensando llegó a la conclusión de que debían ser los polvos de colores que Polaris había utilizado para hacer los refrescos.

Los primeros rayos de sol asomaban ya por las montañas anunciando el final de la fiesta. Todas las estrellas estaban muy cansadas por pasar toda la noche bailando y como habían perdido una parte de su polvo especial, decidieron marcharse ya a descansar. Sólo la luna, oculta en el cielo quedaría vigilante para ver qué pasaba con los polvos que se habían esparcido por todas las montañas. Cuando se trata de magia todo puede pasar.

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