Hay a veces que no sabes muy bien por donde empezar, directamente no sabes de lo que vas a hablar, pero tienes la necesidad de empezar y dejarte llevar. Que tus dedos comiencen a teclear letras y dejar que tu mente quede en blanco. ¿Qué podrá salir de ahí? Quizás una historia preciosa para compartir, quizás una vivencia absurda de una tarde lluviosa o simplemente palabras desordenadas.
Una vez que empiezas, no puedes parar. No eres consciente de lo que esta pasando, simplemente te dejas ir, por una vez, una última vez. Sigue estando el café frío encima de la mesa, ya ni te apetece tomarlo. Miras a la derecha y ves un montón de papeles de "cosas por hacer" y sabes que esa lista nunca se acabará o por lo menos hasta que tu quieras que se termine.
Mañana, será un día como hoy, con la esperanza de que un día te levantes y digas "ha merecido la pena" o que al irte a la ducha veas ese tatuaje en árabe que prometiste hacer en caso de que consiguieses tu gran meta. Que bonito sería ¿verdad? poder decir que tu vida ha merecido la pena, que tuviste que ir a contra corriente muchas veces, que tuviste que sacrificar muchas cosas para que un día puedas decir "lo he conseguido"
Mientras unos siguen luchando, otros se quedan esperando, observando y cuando estén listos, saltar, saltar sin saber dónde vas a chocar. Lo divertido de esto, es saber cuando estás listo para saltar.
Pero hay a veces, que necesitas un café y mil historias por contar.