También contábamos con un mueble, muy coqueto él, pero de aglomerado. Al ser de este material teníamos claro que no lo íbamos a restaurar, sin embargo, sí tenía muchas cosas aprovechables, como los detalles que embellecían sus puertas o los tiradores.
Con la moldura del centro de la puerta, una tablita de madera, varias perchas y un espejo, transformamos nuestro hallazgo.
Una buena lijada, un par de manos de pintura Blanco Lino, y Gris Plomo para los detalles, barniz para proteger tras un ligero envejecido, y fin del trabajo.
Un gran perchero para la entrada o el dormitorio, con estante incorporado y espejo en el que darte un último vistazo antes de salir.
Un cambio de uso y de aspecto del que estamos orgullosas. ¿Qué os parece?