En la bahía de Port Philip, al sur de Australia, se esconde este sofisticado refugio, una vivienda que se asoma al mar envuelta en una exuberante vegetación. El salón es un espacio luminoso, abierto al exterior y con una decoración dominada por el blanco donde el punto de color lo ponen los grandes cuadros .
La cocina, con dominio del blanco como el resto de la casa, tiene, sin embargo, un marcado aire futurista. Los tomates, las hierbas aromáticas... proceden del huerto que cultiva la propietaria y que está situado en uno de los jardines.
Entre todas las líneas rectas que predominan en la estructura y decoración sorprende el bambú, uno de los materiales más constantes en el mobiliario de la vivienda.
Via:Elle