Un cinturón heredado

Por Chusrufino
¿Cuántas cosas tenemos guardadas por los cajones que a veces ni nos acordamos?. El otro día mi hijo me dijo que no le gustaba su cinturón, que es complicado de poner e incómodo. Tiene un cierre metálico bastante grande que se le debe clavar en el vientre cuando se sienta.
Lo primero que pensé fue en ir a comprarle uno nuevo.... PERO, eso es justo lo que hay que intentar no hacer, me explico, primero hay que mirar por casa a ver qué tenemos.

Ya no me acuerdo desde cuándo tengo éste cinturón, me lo compré en un impulso porque me gustaron sus colores, pero en realidad lo he usado en contadas ocasiones, destaca demasiado en la cintura. Así que he decidido que va a pasar a otro miembro de la familia.

Tengo esta herramienta en casa que compré en Lidl, venía junto a un juego de ojillos metálicos y su correspondiente tenaza. A decir verdad le he dado más uso del que esperaba en un primer momento. He calculado la distancia de unos cuantos agujeros en torno a su cintura y he recortado el sobrante de largo.

Mi idea era pintarlo con pinturas acrílicas de un color marrón o azul oscuro, pero al probárselo le ha gustado y me ha dicho que lo quiere tal cual. Si se cansa de los colores se puede cambiar. La verdad es que tiene un tacto muy suave y es muy cómodo.
El reto de todo ésto es que a veces es conveniente ponerse el sombrero de explorador y ver lo que tenemos guardado. Pues nada ¡a la aventura!.