Los factores que nos empujan a actuar de esta forma desproporcionada tienen estrecha relación con las carencias personales de cada individuo, a cuánta más inmadurez emocional más tendencia a actuar de esta forma.
Una de las carencias más generalizadas es la necesidad de sentirnos amados siendo un tipo de dependencia afectiva tremendamente negativa que nos empuja a buscar el amor a cualquier precio porque mi autoestima depende del amor recibido por los demás. Esta carencia provoca que la persona que la padece busque desesperadamente a alguien para enamorarlo y conseguir saciar su necesidad de amor. Estas prisas por encontrar un/a sustituto/a genera que tomen decisiones demasiado apresuradas, es decir, que ni tan solo se enamoren, y la ausencia de enamoramiento provocará, a corto plazo, que la relación vuelva a truncarse. También puede suceder que la prisas por emparejarte asuste a los/as posibles pretendientes/as que no vean demasiado claro tanto aceleramiento amoroso. Con suerte puedes encontrar a alguien que no salga huyendo por tus prisas pero ten por seguro que será otra persona igual de insegura y ansiosa como tú!
No enfrentarse a la realidad de una separación e intentar evitar el dolor buscando una nueva pareja que mitigue la soledad y el vacío nunca es una buena opción. Aferrarse a alguien sin haber olvidado a la pareja anterior y tan solo por la necesidad de sentirse querido no solo provoca más sufrimiento sino que provoca una fractura emocional a la otra persona. Relaciones de transición destinadas a acabar mal. Si reconoces este tipo de carencia en ti deja de sabotearte y busca ayuda para solucionarla lo antes posible para poder establecer relaciones afectivas sanas contigo mismo/a y con los demás.