un domingo, un cuadro | Sonia Delaunay

Por Elarteporlaarquitectura

La historia cuenta lo que quiere. Nunca faltarán esos que la leen y la creen y la repiten sin juzgar si tiene agujeros o remiendos o si se contó lo que en ese momento la gente entendía por “importante”. Que es lo que ha pasado siempre. Y que puede que esté empezando a cambiar.

Y la historia no ha sido muy agradecida con las mujeres en el arte. Claro que cualquier cosa que escriba en esta dirección va a estar inevitablemente en la línea de un Ministerio de muy dudosa utilidad que tenemos en esta tierra española, el de Igualdad. Y relacionado con absurdas y muy enervantes polémicas como la del lenguaje sexista, la paridad y otros debates que ponen en ridículo a los que participan en ellos.

Aclarado que no quiero nada con esas campañas y que no comparto la manera en que se utiliza el esfuerzo de los contribuyentes, el cuadro de este domingo es para Sonia Delaunay, la primera mujer que vio obras suyas expuestas en el Louvre. Una maestra del color y del diseño de moda, parisina de origen ruso, casada con Robert Delaunay que pegaba color y contrastes a todo lo que tocaba: pintura, automóviles, telas, patrones, murales, escenarios teatrales, mosaicos, hasta el final de su vida.

He who knows how to appreciate colour relationships, the influence of one colour on another, their contrasts and dissonances, is promised an infinitely diverse imagery.

Sonia Delaunay