¿Por qué nuestras creencias suelen ser corroboradas casi permanentemente por la realidad? ¿A qué se debe que nuestro enfoque se refleje fielmente en cada circunstancia y situación externa? Las respuestas a estas dos preguntas no suelen ser fáciles de digerir o “creer” (valga la redundancia) por la mayoría de nosotros. Y es que, estamos tan enfrascados en nuestro sesgo y visión particular de como son y funcionan las cosas, que no somos capaces de percibir e interiorizar que nuestras creencias personales son un caldo del cultivo para crear nuestra realidad y las circunstancias que operan en ella. Este limitante fenómeno es conocido como profecía autocumplida o efecto pigmaleón.
La profecía autocumplida se podría definir como una predicción o creencia que una vez hecha e interiorizada, se convierte en la causa que corrobora dicha predicción más adelante. Cuando una situación o creencia es definida como real para quien la concibe, esta situación produce efectos reales y palpables en la persona que crea ese marco. La gente no reacciona simplemente en función de como son objetivamente las situaciones que se producen, sino también, y muy a menudo, a la manera en que perciben tales situaciones, y al significado que le dan a las mismas. Intentamos tener una conducta coherente y congruente con las creencias que profesamos.
Podríamos decir que este fenómeno tiene una doble vertiente: En primer lugar, podríamos hablar de la realidad que nosotros mismos creamos a través de nuestro sesgo. Como decía Henry Ford: “Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto”. Nuestra propia creencia arraigada en algo produce que nuestro comportamiento vaya en consonancia con esa creencia, produciendo así un resultado esperado. Por poner un ejemplo: Si una persona tiene una ideología política de derechas y detesta todo lo concerniente a la izquierda, está persona tenderá casi de manera natural a leer todos aquellos medios y periódicos que corroboren el mal hacer de la izquierda, así como todos los trapos sucios correspondientes a sus principales líderes. ¿Cuál es el resultado? La persona se aferrará con mayor convicción aún a su ideología y estará más convencido de la ineptitud de todo lo concerniente a la izquierda. La profecía que está persona pensaba se ha cumplido con exactitud. La subjetividad de su enfoque triunfa sobre una visión más objetiva y holística de la situación.
Una segunda vertiente de este comportamiento está relacionado con las creencias y expectativas que otras personas tienen sobre nosotros. Estas creencias afectan a nuestro comportamiento generando conductas que confirmen lo que se espera que hagamos. En el ámbito académico estudiantil, los alumnos que obtienen mejores resultados y calificaciones son aquellos cuyos profesores “vaticinan” que lo harán mejor. Como los profesores piensan que lo harán mejor, se vuelcan más y les dedican más tiempo, atención y recursos. El resultado es que obtienen muchos mejores calificaciones que aquellos que fueron considerados menos capaces e inteligentes, ya que los “más capacitados” actuaron en consonancia con la creencia que los profesores tenían de ellos. A mayor y mejor retroalimentación, mayor y mejores resultados.
¿Qué pasos podemos dar en orden a cambiar esta perspectiva tan limitante? Os ofrezco cuatro poderosas claves para conseguirlo:
1. Cambia tu enfoque
En primer lugar, debemos ser capaces de modificar nuestro enfoque y empatizar con otras posibles realidades. Esto nos permitirá darnos cuenta de que la realidad es mucho más rica, variada y vasta de lo que nuestro limitado enfoque es capaz de apreciar.
2. Encuentra la razón que sustenta tu creencia
Debemos encontrar también la causa y el trasfondo que motivan nuestras creencias. Detrás de todo porqué particular hay una creencia que lo sustenta. Debemos indagar y realizar preguntas que aclaren las razones de esas creencias. Fruto de esto podemos alumbrar un nuevo entendimiento.
3. Refuerza tu feedback
Debemos ser conscientes de nuestra comunicación interna con nosotros mismos, y sobre cuáles son sus consecuencias. Una comunicación interna efectiva, así como una atención a los refuerzos positivos provenientes de otros, pueden propiciar un gran cambio de conducta.
4. Construye un nuevo mapa
Como bien sabemos, el mapa no es el territorio. Por lo tanto, construyamos un nuevo mapa que plasme una nueva visión de conjunto de lo que somos. El nuevo mapa puede tener adscrito nuevos valores, creencias y visiones acerca de lo que somos y podemos conseguir. Un nuevo plan de acción definido puede facilitar la tarea para generar un nuevo ciclo de experiencias, que nos ayuden a conseguir reforzar las nuevas creencias.
La profecía autocumplida es una creencia que no beneficia al progreso y desarrollo del talento humano. Por eso resulta importante ser conscientes de su alto impacto en nuestras vidas, y modificar aquellos paradigmas que reduzcan, parcialicen y limiten nuestra naturaleza. Un nuevo criterio puede surgir si eliminamos este pobre modelo de comportamiento. Empecemos HOY a forjar un nuevo modelo de creencias, unas creencias que ayuden a florecer la verdadera capacidad humana que reside en cada uno de nosotros.
“La confianza en uno mismo es el primer peldaño para ascender por la escalera del éxito”
- Ralph Waldo Emerson