Un estudio demuestra que la radioterapia de altas dosis es eficaz para combatir los cánceres de mama localmente avanzados que ahora tienen mal pronóstic

Por Fat

 *Para combatir los tumores de mama localmente avanzados
se aplica un tratamiento sistémico basado en quimioterapia u
hormonoterapia, en función del tipo de tumor y edad de las pacientes. Si la
paciente responde bien al tratamiento, se procede a cirugía. Pero si no hay
mejora, la extirpación de pecho (mastectomía) no ofrece garantías de
eliminación. Además, el alto riesgo de metástasis lleva a predecir un mal
pronóstico vital para estas pacientes.



Un equipo de investigadores del Hospital Universitario de Las Palmas de
Gran Canaria aplicó entre 1991 y 2010 un tipo de radioterapia intensiva a
184 mujeres con cáncer de mama localmente avanzado que no respondían al
tratamiento sistémico y obtuvieron buenos resultados.



El equipo siguió la evolución de las pacientes supervivientes —todas salvo
dos presentaban tumores ya extendidos a la pared torácica, a la piel o a
ambas— durante 101 meses de media tras finalizar el tratamiento. De los 177
casos evaluables (siete pacientes abandonaron el estudio), en 146 (el
82,5%) la tumoración mamaria había desaparecido. Además, se observó que
esta respuesta fue duradera, pues en 8 de cada 10 pacientes la enfermedad
localizada en la mama seguía controlada a los diez años de seguimiento.



Los resultados de este estudio se han presentado en el marco del 31.º
Congreso de la Sociedad Europea de Radiología Terapéutica y Oncología
(ESTRO), que se celebra en Barcelona del 9 al 13 de mayo. ESTRO31 es el
mayor encuentro de este ámbito en el que se presentan resultados de
investigación novedosos en radiología básica y clínica, física y
braquiterapia, a cargo de médicos e investigadores dedicados al abordaje
del cáncer de primer nivel internacional, con una asistencia prevista de
6.000 delegados de 50 países.



El nuevo estudio también abre posibilidades de tratamiento para los casos
de tumores avanzados que sí responden a quimioterapia, en los que, gracias
a esta técnica, es posible reducir el número de mastectomías. En palabras
de la Dra. Carmona, una de las autoras del estudio, “son las magnificas
tasas de respuesta tumoral con este tratamiento en casos tan desfavorables
(sin respuesta al tratamiento sistémico) las que nos hacen pensar que
podría tener resultados aún mejores en los casos de mejor pronóstico.”



*Aumentar la dosis de radioterapia mejorando la tolerancia*

Por ser la única alternativa terapéutica para las pacientes que no
responden a otras terapias, las dosis de radiación que hay que administrar
son muy altas y así también el riesgo de toxicidad, sobre todo en la piel.
Para mitigarla, en lugar de administrar una dosis diaria estándar, se
aplica una técnica reciente ya establecida en otro tipo de tumores, como
los de cabeza y cuello. Esta técnica, denominada radioterapia radical
hiperfaccionada, consiste en dividir la dosis diaria en dos más pequeñas
separadas por al menos seis horas. En opinión de la Dra. Carmona, esta
dosificación “mejora la tolerancia de la paciente y permite aumentar la
dosis total administrada”.



Los oncólogos radioterápicos que forman parte de esta investigación abordan
de 300 a 450 casos de cáncer de mama por año en el Hospital Universitario
de Las Palmas, de los que solo unos 10 al año se encuentran en esta grave
situación. “Los programas de diagnóstico precoz han hecho posible que la
mayoría de los pacientes se diagnostiquen en estadios tempranos”, señala la
Dra. Carmona, quien destaca que la novedad de este abordaje clínico
permitirá evitar cirugías o tratamientos de radioterapia meramente
paliativos.



La incorporación de investigadores de laboratorio al equipo de oncólogos
radioterápicos ha permitido realizar análisis de ciertos genes que predicen
con exactitud qué pacientes van a sufrir mayores efectos secundarios a los
tratamientos y cuáles, por el contrario, presentan más resistencia a la
toxicidad. Por medio de estos estudios se seleccionan para recibir el
tratamiento a las pacientes en función de la expectativa de toxicidad que
presentan.



Este aspecto es fundamental para reducir en un futuro la toxicidad que
provoca esta técnica, que alcanzó un 18% de casos de toxicidad en la piel y
un 30% de fibrosis subcutánea, reacciones inflamatorias locales que acaban
produciendo zonas endurecidas y dolorosas. En palabras de la Dra. Carmona,
estos porcentajes “son altos en términos absolutos pero muy moderados en
términos relativos a la alta dosis de radiación administrada. Además son
evidentemente favorables frente a la mutilante alternativa actual –la
mastectomía– y radioterapia postoperatoria.



En la actualidad, el equipo investigador dirige sus esfuerzos para definir
un perfil genético no solo de tumores que responden muy bien a este
tratamiento, sino también de las pacientes más sensibles a sus efectos
secundarios. De esta forma pretenden ofrecer tratamientos individualizados
“a la carta” a cada paciente y elegir así, para cada caso, la mejor opción
terapéutica.