Un estudio realizado por investigadores españoles ha descubierto que una variante genética es responsable de que el déficit de atención combinado con hiperactividad (denominado TDAH en términos médicos) persista en la edad adulta. La clave, según han publicado en la revista 'Genes, Brain and Behavior', está en el gen LPHN3 (Latrofilina 3).
El Instituto de Investigación del Hospital Vall d'Hebron, junto con el servicio de Psiquiatría de este centro, ha confirmado con este trabajo que existen bases genéticas comunes entre el trastorno por déficit de atención e hiperactividad que afecta a un 7%-8% de los niños en edad escolar y el mismo trastorno en adultos.
Resultados previos de este grupo de investigación confirmaron la asociación entre el gen LPHN3 y el TDAH en el análisis contrastado de 2.627 casos y 2.531 controles de diferentes poblaciones: Colombia, EEUU, Alemania, España y Noruega. La investigación que ahora se publica corrobora este vínculo y demuestra que la genética puede influir en el desarrollo de la enfermedad. Y especialmente, porque prueba que este gen amplia la susceptibilidad del paciente a seguir sufriendo este trastorno pasad su infancia y en concreto, el subtipo que combina tanto hiperactividad como déficit de atención.
De este modo, los resultados de la investigación, obtenidos a partir del estudio de muestras de 334 pacientes y 334 adultos sanos entre los años 2004 y 2008, "podrían ser claves en el futuro en la prevención y el pronóstico de la enfermedad", como explica el doctor Josep Antoni Ramos-Quiroga, miembro del grupo de Psiquiatría y salud mental del VHIR. El responsable de la línea de investigación de TDAH añade: "Nos podrían permitir identificar a priori en qué jóvenes afectados por TDAH la enfermedad persistirá cuando sean mayores".
La genética es uno de los factores de mayor relevancia a la hora de explicar el origen del TDAH. Gracias a este estudio, LPHN3 amplía la lista de genes ya conocidos que aumentan la susceptibilidad del individuo a sufrir este trastorno; lo que además da más fuerza a la hipótesis que sostiene que este trastorno no es una enfermedad circunscrita a la edad infantil, sino que persiste hasta la edad adulta porque la persona tiene este gen.
A pesar de ello, aunque el origen del TDAH es mayoritariamente genético y tener el gen predispone a la persona a sufrir la enfermedad, esto no implica necesariamente que el individuo termine desarrollando el trastorno. No sólo la carga genética influye, sino que el origen es multifactorial, recuerdan los autores en una nota de prensa: factores ambientales (fumar durante el embarazo, por ejemplo) o de desarrollo (alteraciones de los niveles de algunos neurotransmisores del cerebro como la dopamina) que, en combinación con los genéticos, pueden 'despertar' la enfermedad.
El TDAH (trastorno por déficit de atención; bien con o sin hiperactividad) es una alteración neurobiológica con unas consecuencias evidentes sobre el comportamiento del niño: se muestra hiperactivo, impulsivo y se distrae fácilmente. Por este motivo, el TDAH, que afecta entre un 7% y un 8% de los niños en edad colegial, es una de las causas más frecuentes de fracaso escolar y de problemas sociales en la etapa infantil. En los adultos, el TDAH se muestra como un trastorno 'escondido' que puede afectar las relaciones interpersonales y la eficiencia laboral de la persona, más propensa a sufrir depresiones, ansiedad o a consumir drogas.