Un gancho de derecha...

Sí, no es que nos vaya mucho la violencia del boxeo, la verdad, ni mucho ni poco... Pero la vida te da limones y ganchos de derecha que te parecen injustos y deseas devolvelos con la misma moneda, y la impotencia de no verse escuchada por la parte atacante, le puede hacer pensar al atacado que ese gancho de derecha debía haber sido devuelto. Pero ¿para qué? En otro momento hubiéramos dicho... "qué tontería más grande disgustarse por tamaña menudez", refiriéndose al "agresor". Y si el gancho recibido viene, al rato, seguido por una disculpa, ¿qué más se puede pedir? Se agradece y a otra cosa, mariposa. Ninguna de las dos es rencorosa, y sí bastante sensibles. Por eso preferimos el ganchillo al gancho, sobre todo si estas labores se sitúan en vertical..., como nos mantenemos nosotras al recibir un "buen" gancho.

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Empezamos la semana con otro ánimo, que lo pasado, pasado está. ¿No creéis?