Un gran estornudo.

Por Unas Gotas De Rocío
De pequeña mi muñeco favorito era el Baby Mocosete, quizás porque me sentía identificada. Pobre bebé siempre con moquitos en la nariz. Y así soy yo, una mujer hecha y derecha, y siempre pegada al pañuelo. Y es que como decía mi madre: hija mía, se te quita toda la delicadeza cada vez que estornudas. Porque reconozcámoslo, mis estornudos son sonoros e imprevistos. Son, unos señores estornudos que se escuchan en la distancia. Así que desde hace años tengo una pequeña papelera junto a mi cama, para los pañuelos que uso con cada estornudo. Y esa papelera había que renovarla.

En vez de una papelera para poner en el suelo me decidí por una cesta con cierre snap y un asa desde la que colgarla del pomo de la mesilla de noche. 

La tela de Caperucita es un capricho más en torno a la niña de caperuza roja. 

Siempre relaciono a Caperucita con los cuadros vichy, pienso que  si llevaba un mantel en la cesta, debía ser así. 

Ea, ya puedo estornudar tranquila y sonoramente. 
Ahora me debería hacer la funda para la caja de pañuelos, y ya el conjunto quedaría completo. Un día, un día de estos me la hago.
Feliz fin de semana y gracias por vuestra compañía.