Un “man” serio

Por Paulo Mesa @paucemeher

No es la cara de sepulcro o la fachada de hombre de exequia lo que determina la seriedad

Me referiré a ese hombre ("man") o esa mujer en quienes se puede confiar. Puedo decir con tranquilidad que una de las mayores fuentes de simplicidad y sencillez en la vida está en la confianza, especialmente cuando se comparte y se trabaja con otros. Esta será una entrada que hablará de la "seriedad" y sobre todo de la confianza. Esta será una entrada para aquellos que tienen la confianza rota y para los que todavía creemos en ella.

El perdido arte de la seriedad y la confiabilidad

Mi cultura latina detesta la seriedad. En la tierra de la "alegría" y la "jovialidad" parece estar completamente vetado el hecho de ser una persona "seria". La nuestra es una cultura totalmente extrovertida; es una cultura volcada hacia fuera, al ruido, a socializar, a tener muchos amigos (así no lo sean de verdad ni en serio) y a las relaciones. Esto, como casi todo, tiene su lado constructivo y destructivo.

En medio de este imaginario, el ser "serio" o "seria" se ve como una especie de defecto, incluso como la característica de alguien distante a quien en cierta forma "se le debe temer". Dentro del imaginario de ser serio está la cara de sepulcro, el ser silencioso, el respeto "ñoño" de las reglas, la disciplina y el cuidado del derecho de los demás. En esta tierra donde la vida se vive a corto plazo, en medio de este enjambre de avivados y estafadores listos a llevarse por delante lo que sea con tal de ganar ellos, ser serio muchas veces tiene sus desventajas.

Jugar el juego correctamente te pone en riesgo de perderlo, incluso sin darte cuenta por qué. Preocuparte por hacer las cosas bien, por tratar de vivir con estándares de calidad y excelencia es rechazado y sirve como motivo suficiente para que te digan "complicado". Todo es cuestión de lógicas y, por lo menos la lógica del "man" serio, va en contra de estas creencias. Al final explicaré por qué.

Es una simple cuestión de respeto

Aquí hablamos de la seriedad entendida como el hábito de cumplir las promesas, las obligaciones y las tareas. No es un problema de apariencia o atuendo. Aquí hablamos de alguien de quien podemos decir consistentemente que su comportamiento es confiable. Hablamos de alguien que hace planes y los cumple. Nos referimos a alguien que actúa como piensa (walk the talk), que honra sus promesas, alguien que casi nunca falla y que si se equivoca responde por el error, se disculpa y lo enmienda. Nos referimos a alguien con quien se puede contar a ojos cerrados, con quien se puede trabajar porque es buen compañero y colega, porque es un líder o un colaborador confiable.

Ser serios es una cuestión de simple amor propio y de respeto por los demás. No es esa persona que se va hacer cara larga a las fiestas, que le amarga la vida a los demás o que vive herido por la felicidad ajena. No, esa no es la seriedad de la que hablamos aquí, esa es amargura y frustración, que viéndolo bien es un síntoma de no tomarse la vida en serio, de no hacernos cargo de aquello que no nos gusta de nosotros mismos para transformarlo.

Cómo la seriedad y la confiabilidad simplifican la vida

El incumplido, el impuntual, el que no tiene palabra es alguien que se va quedando solo o sola ¿Te ha pasado? ¿Conoces alguien así? Yo sí, y esta "pobre" gente se le va haciendo a un lado para todo y en todo: desde paseos hasta proyectos productivos. A nadie le gusta estar al lado de alguien en quien no se puede confiar. Esto es desgastante y frustrante desde todo punto de vista.

¿Te atreverías a crear un proyecto a largo plazo con alguien en quien no confías? Yo no y creo que nadie un sus cabales lo haría. Detente un momento y piensa en esos casos en los que has tenido que lidiar con alguien en quien no confías ¿Te pareció difícil? Claro que sí.

La desconfianza complejiza enormemente cualquier proyecto o relación. Cuando estás al lado de alguien en quien no confías tienes que cuidarte más, inviertes una cantidad enorme de energía y atención en protegerte, tienes que agregarle infinidad de controles a todo lo que haces y dices. Lo peor es que, al final de todo, para poder sobrevivir tienes que armarte una personalidad que no es ni siquiera la tuya. ¿Se te viene a la mente esa pareja en la que no confiabas? ¿Dejaste de ser confiable para tu pareja? Si lo piensas un poco verás que es así.

La desconfianza y la falta de seriedad no sólo complejizan las relaciones sino la vida en general: hoy día vivimos llenos de trámites absurdos, comprobantes, certificados, fotocopias de cuanta cosa se pueda usar como prueba de que decimos la verdad. Nuestras calles, parques y construcciones están llenas de cámaras de seguridad, controles de acceso, dispositivos antropométricos para "probar" que sí somos nosotros. Estos son solo algunos ejemplos sueltos, pero el punto aquí es que hemos construido una compleja sociedad alrededor de la desconfianza y de cuidarnos los unos de los otros. Invertimos enormes sumas de dinero para protegernos de la "falta de seriedad" de los demás.

La retribución de ser confiable

Estoy seguro de que en este mundo, al paso que va, ser confiable se convertirá en una potente oportunidad de negocios. Yo por lo menos ya estoy explorando qué emprendimiento puedo generar desde la solución de necesidades en torno a la confianza (que no sea una consultoría más sobre "la confianza"). Somos una sociedad ávida por volver a confiar. La desconfianza se está convirtiendo en una tremenda fuente de estrés diario. Ya no sabemos de dónde viene el enemigo y quién va a disparar primero.

Personalmente me esfuerzo por ser confiable y sobre todo por rodearme de mucha gente en la que pueda confiar. Cuando me preguntan cuántos y quiénes son mis amigos, la respuesta es simple: mis amigos son aquellas personas en quien puedo confiar tranquilamente y con quienes puedo establecer acuerdos sencillos. Igualmente, me esfuerzo por actuar de modo tal que mis amigos y familiares puedan decir eso de mí.

No es un discurso, no es ensalzarme, es simplemente una decisión que me ha ayudado a simplificar la vida. Si digo que sí o que no es eso; si digo que voy a ir, voy; si de verdad no me gusta lo rechazo y no lo tomo; si quiero más pues pido más. Es el sencillo ejercicio de ser sincero, hablar de frente y actuar en coherencia. ¡Ser de otra manera genera muchas complicaciones! Es la vida simple, sin agendas dobles, sin manipulación, sin enredos, sin paranoia, sin fachadas, sin apariencias, sin estrés.

Algunas preguntas para ejercitarse

En los tres espacios de coherencia podemos mejorar nuestros índices de seriedad:

Pensar:
  • ¿Cuál es tu propia opinión de la seriedad?
  • ¿Cómo evalúas tu propia seriedad?
  • ¿Cómo evalúas la seriedad de los demás?
  • ¿Qué cosas te producen desconfianza? ¿Por qué? (lístalas y explícate)
  • Si te describes como alguien desconfiado (a) ¿Qué te hace falta para confiar más?
  • Y piensa en todo lo demás que se te ocurra en torno a la seriedad y la confianza...
Sentir:
  • ¿Qué sensaciones te produce el hecho de desconfiar?
  • ¿En qué parte (o partes) del cuerpo sientes la desconfianza? (lístalas)
  • ¿Cuáles son esas "desconfianzas" a las que deseas renunciar? (lístalas)
  • ¿Qué efecto generas en otras personas cuando tú no les produces confianza?
  • Y siente todo lo demás que se te ocurra en torno a la seriedad y la confianza...
Actuar:
  • ¿Dónde o como puedes buscar seriedad (confiabilidad)?
  • ¿Qué puedes hacer para alejarte de gente en la que no confías?
  • ¿Cómo puedes crear una ambiente de mayor confianza a tu alrededor?
  • ¿Qué decisiones implícitas lleva eso?
  • Y haz todo lo demás que se te ocurra en torno a la seriedad y la confianza...

Es mi deseo que ser "serio" o "seria" te haga la vida más simple, y como siempre, son bienvenidos todos tus comentarios y experiencias.

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