¿Qué decir cuando te has ido durante seis meses y regresas? ¿Existen los abrazos virtuales? Cuando me encuentro con alguien a quien aprecio y hace tiempo que no veo, lo primero que hago es darle un gran abrazo, uno de esos largos y apretados, de los que reconfortan.
Así que me gustaría empezar este post con un abrazo, y con un gracias.
Gracias por todo el cariño que nos ha llegado estos meses, por todos esos mensajes y muestras de afecto.
Siempre he dicho que el blog es para mí un regalo, del que recibo mucho más de lo que doy, y estos meses puerperales en los que he estado muy lejos de aquí, he seguido recibiendo muestras de cariño y amistad por parte de muchísimas personas de todo el mundo que se han preocupado por nosotros.
Gracias. Gracias. Gracias.
Y sí, ¡estoy de vuelta!
Ser madre de nuevo
Y me siento tan privilegiada de ser su madre, tanta gratitud ante su presencia. Es 100% puro amor, un ser maravilloso. ¡Y muy potente! Además le veo tan bien, tan risueño y despierto, parece feliz de haber venido, de estar con nosotros.
Y nosotros, tanto, tanto que no tengo palabas para explicarlo.
Su llegada al mundo fue extraordinaria, un parto sin dolor que ya te contaré muy pronto porque es que es para contarlo, y aunque tuvimos que estar cinco días ingresados en neonatos por una fiebre de ambos (que no llegó a ser nada), una vez de vuelta a casa hemos estado inmersos totalmente en el planeta puerperio.
¡Ay, el puerperio! Esa apertura del alma. Cuántas mujeres me entenderán cuando digo que es una experiencia tan fascinante como abrumadora.
La primera vez que fui madre, el puerperio fue bastante desquiciante para mí (mira este artículo de Laura Gutman para entender mejor desde el punto de vista emocional qué es el puerperio).Una parte de mí luchaba por seguir siendo y haciendo lo mismo que antes, y otra, mucho más fuerte y bastante desconocida, me empujaba a dejarlo todo y seguir el camino que mi hija me mostraba.
Creo que tardé como un año y medio (y gracias a terapia con Laura Gutman) en entender lo que me había ocurrido y pude empezar a gestionarlo.
Así que esta vez, con algo más de perspectiva y algo de camino personal trabajado, ya tenía claro que iba a entregarme por completo a este viaje, sin resistencias, solo el fluir de nuestros ritmos y necesidades. Navegando juntos en nuestro yo desconocido.
Sin reloj, conociéndonos mutuamente, encontrando nuestro compás, y contando para ello con mucho apoyo de F., que esta vez ha sabido estar más que nunca en el lugar de padre protector de la díada mamá-bebé, ayudándome muchísimo para que todo mi tiempo pudiera estar con el bebé y con su hermana, regalándome incluso ratitos de autocuidado.
Más de una vez le he dicho que podría dar charlas para explicar a otros padres lo que una madre puérpera necesita, que a más de uno de le vendría muy bien sus consejos, aunque para él solo digo tonterías. ¡Y sin embargo no lo son!
Horas de sofá y teta
Si me preguntas qué he hecho este verano, la respuesta sería clara: Horas de sofá y teta. Sin planes. Viviendo cada minuto al ritmo del bebé.
Y esto es a ratos absolutamente delicioso y a ratos muy cansado, sobre todo para alguien que le cuesta estar “sin hacer nada”, aunque mentalmente se haya concedido permiso para ello.
Por eso no es de extrañar que en esos ratos que el bebé dormía en mis brazos (y yo no me dormía con él), haya tenido como un despertar creativo. Tengo varias libretitas con mil cosas anotadas, pequeños y grandes planes, además de un caótico diario para mi hijo que algún día espero organizar.
Pero la lactancia materna ha ido y está yendo sobre ruedas. Me fue tan bien con Sunflower que esta vez he podido vivirla con total seguridad y tranquilidad.
De hecho ha sido mucho más fácil ahora y al pequeño le ha sentado de maravilla, de peso y altura está enooorme, ¡se pasa de percentiles!, incluso nuestra pediatra duda que solo le alimente con el pecho.
Ahora, cumplidos los seis meses, empezamos el reto de la alimentación complementaria, que queremos hacer con BLW.
La hermana mayor
Y Sunflower… Ella sigue siendo una gran maestra para nosotros. Ha acogido a su hermano con mucho amor, con infinito respeto, y con una gran alegría.
A los pocos días de su nacimiento celebramos una ceremonia para dar la bienvenida a la hermana mayor, pues después de casi siete años siendo hija única, esa transición era algo demasiado especial como para no celebrar el rito de paso con la familia más íntima.
Ya habíamos empezado a preparar la ceremonia las últimas semanas del embarazo. Y ella estaba ilusionadísima y muy implicada. Había elegido un vestido, unas canciones, las flores para decorar su pequeño altar, juntas habíamos decorado con cera de modelar una vela muy especial para dar la bienvenida a su hermano, pintamos un árbol genealógico para agradecer a nuestros ancestros y hasta hicimos un amuleto protector para su hermano.
Llegado el día celebramos la ceremonia en un pequeño bosque cerca de casa y allí pudimos entregarle un libro con fotos y frases suyas de estos siete años, leerle una carta-poema de papá y mamá, y cada familiar le entregó una cuenta para crear una pulsera de hermana mayor, diciéndole además sus buenos deseos y bendiciones al entregársela. ¡Qué ilusión le hizo la pulsera! ¡Y qué bonita quedó!
Creo que hacer consciente este momento fue muy importante para todos y lo que puedo decir por ahora es que es una hermana mayor maravillosa; Vela por su hermano, está pendiente de él, le canta, le explica las cosas, le cuenta historias, le hace reír, juega con él y en todo momento puedo contar con ella si me faltan manos para hacer las cosas.
La verdad es que ni su padre ni yo nos esperábamos que fuese tan bonita esta transición. Aunque es cierto que en todo momento hemos estado y estamos muy pendientes de ella, de cómo se siente, de si necesita mimitos, o está bien atendida o escuchada, y alguna vez ha dicho “ser hermana mayor es muy difícil”, sobre todo cuando le pedimos que no haga ruido mientras juega para no despertar a su hermano…
Nuevo comienzo en De mi casa al mundo
Y todo este tiempo me ha pasado en un suspiro.
En octubre me tocaba incorporarme a trabajar en el cole, y he tenido que tomar decisiones.
Lo que tenía claro es que quiero seguir cuidando a mi bebé. Me tomo muy en serio lo de los nueve meses de embarazo extrauterino y no quiero separarme de él, no todavía.
(El embarazo extrauterino son esos nueve meses que el bebé necesita para comenzar a desplazarse con autonomía. En ese periodo depende exclusivamente de los cuidados maternos y para satisfacer sus necesidades espera encontrar la misma calidad de confort y presencia que obtuvo en el vientre de su madre, por lo que necesita brazos, alimento, movimiento y contacto físico y emocional permanente).
Y como en este país no existe la conciliación, sino la renuncia, he preferido renunciar al trabajo, no a él. He pedido una excedencia para todo este curso escolar y con la ayuda del Atelier y gran confianza en la vida, me enfrento ahora al reto de trabajar desde casa, llevando la atención al cliente y gestión de producto del Atelier, que en estos meses que yo no he estado, ha ido despegando gracias a todas las personas y familias que confían en nosotros.
Parece que la vida me haya ayudado, ofreciéndome una vía para poder estar con mi hijo ¡y a la vez poder pagar las facturas!
Así que poco a poco, sin exigencias, quiero ir emprendiendo proyectos muy bonitos que tengo en el tintero. Uno de ellos relacionado con literatura infantil respetuosa, que he descubierto que me apasiona, y otro encaminado a ayudar a despertar a las familias, porque hace mucha falta más familias conscientes.
Y en ese camino tiene un gran papel el blog. Quizás la mayoría de blogs lo que hacen es ayudar a la gente a seguir dormida, pero De mi casa al mundo tiene el propósito de ayudar a despertar, empezando por apoyar la maternidad, respetar la crianza y transformando la educación.
Me suelen llamar optimista, pero si consigo desde aquí sembrar algunas semillas, más de una germinará y crecerá, ¿no te parece?
Y relacionado con este propósito, uno de los primeros mensajes que me ha traído mi hijo es “Vence tus miedos, déjate conocer, confía en ti”. Hasta ahora ya sabes que me he mantenido bastante escondida, quizás por timidez o inseguridad, pero creo que es el momento de atreverme a salir de mi zona de confort.
Así que, aunque seguiré cuidando mucho que mis hijos no aparezcan en las RRSS, sí que de vez en cuando me verás por ahí.
¿Qué me dices? ¿Te animas a seguir los proyectos de De mi casa al mundo?
¡Espero verte por aquí!
(Gracias a Claire Morgan por las fotos tan bonitas que me hizo un soleado y vibrante uno de noviembre en Mallorca.)
AguamarinaAtrévete a brillar, suéltate a volar, lánzate a vivir con el corazón abierto de par en par. Que aunque a veces duela, sabes que vale la pena. Rompe las barreras de la cárcel mental, el sol brilla allí fuera, solo tienes que parar. (Extraído de “La belleza de una flor”, canción de Tanit Navarro)