La composición del nuevo Gobierno español cae dentro de lo predecible, dado lo previsible que es en todas sus acciones la persona que supuestamente lo ha pergeñado, tan previsible como persistentes y tenaces son los intereses que le marcan el rumbo a él y a su partido.
El ramillete de ministros nombrado por Rajoy lo integran porciones de diferentes sabores que en todo caso son hijas del mismo queso. Por un lado encontramos a la vieja guardia ministerial aznarista, los Arias Cañete, Ana Mato, Cristóbal Montoro, Ana Pastor.... Otro grupo bien representado es el de los trepas de la política ahora "marianistas", como José Ignacio Wert, Ruiz Gallardón y el canario Soria (un asombroso clon de Aznar hasta en la apariencia física, bigotillo incluido, salvo en la estatura), y sobre todo la hiperambiciosa Soraya Sáenz de Santamaría y el untuoso opusdeísta Fernández Díaz. Quedan en fin, los ilustres desconocidos como García Margallo (al que finalmente ha ido a a parar la cartera de Exteriores), Pedro Morenés y Fátima Báñez. Mención aparte merece Luis de Guindos, el hombre que ha tomado posesión de la cartera de Economía.
Según intenta vendernos la perrera mediática en uno de sus mantras goebbelianos, De Guindos ha sido llamado por Rajoy para sacarnos de la crisis dada su alta cualificación profesional y sus inmejorables contactos internacionales. Nada más lejos de la realidad. Luis de Guindos le ha sido impuesto a Rajoy por los mercados sin más pues para algo es empleado suyo, el Empleado por antonomasia destacado en este Gobierno presidido por el Chico de los Recados, don Mariano Rajoy. La broma macabra del caso es que el tal De Guindos fue el máximo directivo de Lehman Brothers para España y Portugal y miembro de su Consejo directivo internacional antes de la explosión fraudulenta de ese banco, verdadero tiro de salida de la crisis financiera universal de 2008. Así que este individuo, al que en cualquier momento podría citar un juez federal norteamericano si hubiera voluntad de pasar cuentas con los responsables del macrofraude bancario, será a partir de ahora el que va a dirigir la economía española. Es como si pusieran un bólido de Fórmula Uno en manos del tipo que acredite haber estrellado más veces su vehículo utilitario.
Tan preocupante o más que este nombramiento resulta sin embargo, el hecho de que Soraya Saénz de Santamaría, nombrada vicepresidenta primera del Gobierno y por tanto mano derecha de Rajoy, acumule entre otras funciones de poder una que estando en sus zarpas va a dar paso con seguridad a toda clase de bajezas: el control sobre los servicios secretos españoles. Según se anuncia hoy el CESID pasará de depender de Defensa a ser depositado en los brazos de Sorayita, persona de cuya baja estofa humana y política da cuenta su continuada actuación durante dos legislaturas como una de las parlamentarias más zafias, insidiosas y sucias de la democracia española. De confirmarse la noticia, pronto la retroalimentación de campañas y dossieres entre los servicios secretos y los medios-basura como El Mundo, La Gaceta, La Razón y el resto de la corte mediática ultraderechista, puede alcanzar cotas de delirio que hagan palidecer de envidia a Rupert Murdoch y el Scotland Yard a sueldo de sus publicaciones, y salivar de morbo a su público habitual, que curiosamente coincide con un amplio segmento de votantes del Partido Popular.
En la fotografía que ilustra el post, Saenz de Santamaría y Rajoy sorprendidos en gestos característicos: atocinada ella, dubitativo él.