Un palacio para el rey. El Buen Retiro y la Corte de Felipe IV.
J. Brown y J.H. Elliot, 2003, Ed. Taurus
A partir del año 1630, en una España sometida una presión formidable debido a una nefasta política exterior y unas previsiones económicas desastrosas, comenzaba uno de los proyectos arquitectónicos más peculiares desarrollados en la villa de Madrid de la mano del valido de Felipe IV, el conde duque de Olivares: el palacio del Buen Retiro. En 1633 el caótico palacio estaba concluido. Era un complejo suburbano concebido para el descanso regio. En principio, Felipe II ya había establecido un lugar de retiro espiritual en la zona. Sin embargo, el fastuoso proyecto de Olivares concebía una enorme residencia regia destinada en exclusiva al divertimento del monarca. Jonathan Brown y John H. Elliott trazan un minucioso relato en Un palacio para el rey. El Buen Retiro y la Corte de Felipe IV que describe la concepción y el desarrollo de este asombroso proyecto arquitectónico fundamental para conocer y adentrarse en la idea que imperaba en torno al arte, la política y el gobierno en la España del siglo XVII.
Vista del palacio y jardines del Buen Retiro, 1637. Atribuido a Jusepe Leonardo
Patrimonio Nacional, Madrid - Fuente
En la actualidad, de todo aquel proyecto, polémico en su época, sólo queda el Salón de Reinos, sede hasta hace relativamente poco tiempo del Museo del Ejército, el Casón y los fantásticos jardines que hoy forman el madrileño parque del Retiro. El antiguo palacio había sufrido la desidia propia de un edificio dejado al abandono y que sufrió los muchos avatares de la historia política española. De hecho, jugó un papel de especial importancia en la estrategia de la Guerra de la Independencia (1808 – 1814). Para la monarquía borbónica el antiguo palacio de retiro no ofrecía muchos alicientes para convertirse en sede de la monarquía y fue desechado como residencia regia después de que Carlos III se instalase definitivamente en el actual Palacio Real en 1764. Sin embargo, durante el siglo XVII, el palacio del Buen Retiro fue parte fundamental del entramado político trazado por Felipe IV y Carlos II y, especialmente, sus validos y ministros.El estudio traduce la peculiar forma de aproximarse al hecho histórico de sus dos autores: el norteamericano profesor de la Universidad de Nueva York, Jonathan Brown, hispanista especialista en la pintura española de los siglos XVI y XVII; y John H. Elliott, hispanista británico y uno de los mayores conocedores de la historia española de los siglos XVI y XVII. La narración se concibe como un total que aborda el proceso que lleva desde el proyecto de construcción de palacio hasta su finalización teniendo como resultado un complejo fruto de la improvisación y las prisas, haciendo especial hincapié en el papel que el complejo juega en el ideario político en torno a la figura del rey.
Retrato ecuestre del conde duque de Olivares, 1634 - 1637, Velázquez
Museo del Prado, Madrid - Fuente
Uno de los aspectos más llamativos del libro estriba en la cuestión de la decoración del palacio obedeciendo a los gustos e intereses de Felipe IV, uno de los principales y mayores conocedores de arte de su momento y sin comparación el mayor coleccionista respecto a lo que sucedía en las otras cortes europeas. El edificio, de aspecto sobrio y austero en su exterior, en parte debido a los materiales con los que fue levantado, albergaba un sorprendente interior. Para la decoración de sus estancias, llegó a contar con más de ochocientos cuadros junto con tapices, muebles, esculturas y otros muchos ricos elementos decorativos. El conde duque, a través de donaciones y regalos, consiguió algunas de las mejores obras de arte del momento en los más variados rincones de Europa. En otras ocasiones, fueron los encargos a artistas de primera fila del momento, implicándose las principales paletas del Barroco europeo tales como Rubenso Velázquez. Como señalaba Francisco Calvo Serraller en un artículo publicado en El País el 3 de enero de 1982, este palacio tenía la peculiaridad de albergar una colección pictórica de obras contemporáneas dejando para otras residencias regias las pinturas italianas o flamencas del XVI que tanto agradaban al rey.
Casón del Buen Retiro en la actualidad
Fotografía: Håkan Svensson - Fuente
Uno de los principales espacios del palacio era el del Salón de Reinos. Con una compleja decoración pictórica, este espacio se entendió como un lugar de alabanza de las glorias de la monarquía hispánica mediante una compleja lectura iconográfica que incluía un amplio programa compuesto por el tema de los Trabajos de Hércules y cuadros de batallas victoriosas para los ejércitos españoles en el que participaron los principales pinceles españoles del momento.Un palacio para el rey, editado en 1980 y reditado en 2003, es una de las mejores aproximaciones que nos permite comprender el hecho artístico no como un acto aislado sino como un proceso inserto de forma plena en el todo social y político en el que se inserta. Luis Pérez Armiño