Hoy en un Paseo por el arte... Uno de los máximos exponentes del Romanticismo pictórico alemán...
En la presente obra podemos observar un paisaje de invierno, estación favorita del pintor romántico alemán, Casper David Friedrich, ya que, según el artista, incitaba a la meditación y a la reflexión sobre la vida y el paso inescrutable del tiempo.
En medio del paisaje nevado podemos apreciar unas muletas abandonadas que pertenecen a un hombre tullido que se ha sentado tras la roca con el fin de meditar y rezar ante el crucifijo que aparece entre los abetos. Las rocas y los abetos pueden ser interpretados como símbolos de fe.
Al fondo de la composición se puede distinguir una catedral gótica que surge entre la niebla de modo fantasmagórico. La catedral constituye una imagen simbólica de lo perecedero de la vida y también alude a la vida después de la muerte.
Friedrich hace alusión a lo divino a través de sus paisajes. De este modo, la obra se convierte en una intermediaria entre Dios y el hombre. El espectador queda absorto en esa naturaleza casi mística, sintiendo una gran melancolía y soledad. El color y la luz en la obra de Friedrich tienen igualmente connotaciones simbólicas.
Detalles:
1. De la densa niebla surge una catedral gótica, la cual aparte de cosntruir un símbolo de lo perecedero de la vida, alude también, por su verticalidad, a la promesa de la vida después de la muerte.
Un paisaje maravilloso con un gran misticismo religioso... ¿Qué os ha parecido?
¡Feliz fin de semana!