La misión Juno, en órbita al planeta Júpiter, ha proporcionado una determinación muy precisa de la gravedad del planeta gigante gaseoso, que se ha utilizado para obtener información sobre la composición y estructura interna del planeta. Composición que los científicos no tenían demasiado clara hasta ahora.
Varios modelos de la estructura de Júpiter que se ajustan a los datos de la sonda sugieren que el planeta tiene un núcleo diluido, con una masa total de elementos pesados que varía de diez a unas pocas decenas de masas terrestres (alrededor del 5 al 15 por ciento de la masa joviana), y que los elementos pesados (elementos que no sean hidrógeno y helio) se distribuyen dentro de una región que se extiende a casi la mitad del radio de Júpiter. Los modelos de formación planetaria indican que la mayoría de los elementos pesados se acumulan durante las primeras etapas de la formación de un planeta para crear un núcleo relativamente compacto y que casi no se acumulan sólidos durante la posterior acumulación de gases descontrolados.
El núcleo diluido de Júpiter, combinado con su posible enriquecimiento de elementos pesados, desafía la teoría estándar de formación de planetas. Un posible mecanismo que puede explicar esta estructura es el enriquecimiento con el choque de planetesimales y la vaporización durante el proceso de formación, por tanto se habría producido una colisión frontal con un planeta gigante (algo así como Neptuno) lo suficientemente enérgica que podría haber destrozado su núcleo compacto sólido y primordial, y mezclado los elementos pesados con la envoltura interna.
Los modelos de ese impresionante escenario conducen a una estructura interna que es consistente con un núcleo diluido, que persiste durante miles de millones de años. Las colisiones eran comunes en los inicios de la formación del sistema solar con lo que también pudo haber ocurrido un evento similar para el planeta Saturno, lo que contribuyó a las diferencias estructurales entre Júpiter y Saturno.
Júpiter, el gran y bello planeta gigante
El Telescopio Espacial Hubble ha adquirido una impresionante imagen del planeta Júpiter por su detalle y colorido. Se puede observar su famosa Gran Mancha Roja y una preciosa paleta de colores que son las impresionantes nubes que giran en la atmósfera del planeta gigante gaseoso.
Estas observaciones forman parte del programa Legado de Atmósferas del Planeta Exterior (OPAL). Esta proyecto usa tiempo del Hubble cada año a observar los planetas más alejados del Sol y proporcionar a los científicos mediante imágenes en alta resolución comprender la dinámica de las atmósferas de los planetas gigantes en el Sistema Solar.
En el año 2015 el telescopio espacial Hubble capturó también una preciosa imagen de Júpiter en alta resolución revelando detalles nunca antes vistos del planeta más grande del sistema solar. Las observaciones están diseñadas para capturar una amplia gama de características, incluyendo los vientos, las nubes, las tormentas y la química atmosférica de este gigante gaseoso. Estos estudios ayudaran a los científicos a aprender cómo esos mundos gigantes cambian con el tiempo.Créditos del vídeo: NASA
Las nuevas observaciones confirmaron que la gran mancha roja de Júpiter, que ha sido observada durante trescientos años, ha ido disminuyendo de tamaño a un ritmo mucho más rápido de año en año. Pero ahora, el ritmo de la contracción parece estar disminuyendo de nuevo, a pesar de que es unos 240 kilómetros más pequeña de lo que era en 2014.
Para saber más: Artículo en Nature
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