Antonia, tan corriente nombre deriva del gentilicio romano “Antonius” cuyo significado, en latín, es “Aquella que es digno de alabanza” o “Aquella que es inestimable”. En cambio, en griego, significa flor.
Mi abuela materna se llamaba Antonia, era dulce, pequeña, luchadora y con mucho carácter, pero ante todo una buenísima madre de sus seis hijos (5 varones y una mujer) que algo inusual en las primeras décadas de principios de 1900 trabajaba como guardabarreras en un paso a nivel de la línea ferroviaria de la costa malagueña y cuidaba de su familia y de la casa al mismo tiempo; murió relativamente joven y no llegó a conocer a todos sus nietos, en total somos 22.
Era costumbre familiar, que cada hijo cuando nacía su hija mayor, la llamara Antonia, así que de los 22, seamos 5 nietas las llamadas como ella (uno de sus hijos no tuvo descendencia). Algunas de ellas con los mismos segundos apellidos, vamos que más que primos, casi hermanos….
“Navegando” por la red (nunca comprenderé por qué se le llama navegar a leer en internet), encontré éste texto, que “define” a las personas con éste nombre, y aunque no creo mucho, mejor dicho casi nada en éstas cuestiones, copio literalmente el texto:
Antonia, parece una persona decidida, desbordante de vitalidad, original y que expresa un gran deseo de vivir. Audaz, emprendedora, tiene cierto gusto por el riesgo y a menudo se las da de líder. Sin embargo, también es femenina y maternal y le gusta encargarse de los otros. Por otro lado, su actitud a menudo es tranquilizadora o atrayente: como a Antonia le gusta bastante agradar, esto se traduce por un lado acogedor o por el hecho de cuidar su apariencia… Es una mujer íntegra, franca y directa, que sabe ser leal. Susceptible, no soporta la maldad, puede reaccionar fácilmente apenas siente que hay una injusticia. Es dinámica, a veces incluso puede movilizarse más por los demás que por ella, y no le teme a la competición. Antonia es voluntaria, activa, con un profundo sentido de la realidad material, y sabe perfectamente ser práctica y eficaz. Así como es generosa y se interesa por los demás, también aprecia los bienes de este mundo, el confort como el dinero, y puede resultar una excelente mujer de negocios. De niña, es demostrativa y sabe cómo ser encantadora. Es sociable, hecha para estar rodeada de amigos, a los que tiende a llevar tras sus pasos. Sin embargo, se muestra exclusiva, íntegra, posesiva y celosa, ¡pero tan abnegada! Sus juegos son variados: los cochecitos, con sus hermanos, a las cocinitas, con sus hermanas, pasando por la muñeca, sabe conciliar su necesidad de acción con su instinto maternal…Necesita armonía y está muy marcada, en un sentido positivo como negativo, por su medio familiar, que la influencia considerablemente. ¿Qué le gusta?
Le gusta ser indispensable, estar rodeada y ser amada, y para ello será capaz de demostrar abnegación por los demás. Es una amiga notable, que escucha atentamente y sabe dar consejos que juzga razonables. Si bien la impaciencia es una de sus características, sabrá mostrarse indulgente. En cambio, sin dudas se revelará menos tolerante y más exigente con su compañero, al que no le perdonará ninguna debilidad. Autoritaria, pero con modales y pericia, tiene tendencia a pedirle al hombre de su vida lo que ella se impone a sí misma. Si él la decepciona, sin dudas cortará bruscamente, con firmeza y sin arrepentimientos. Sin embargo, en el momento de elegir, puede titubear, sin duda porque para ella es fundamental tener hijos y que le vaya bien en la pareja. También es muy sensible al confort; sabrá cómo arreglar su interior, para transformarlo en un nido acogedor. ¿Qué hace? Antonia no desdeñará el lado lucrativo de su profesión, y aprovechará sus orígenes sociales, a menudo favorables. Se sentirá atraída por profesiones de asesoramiento, aquellas relacionadas con el ámbito de las finanzas o de la economía, de la gestión o de los negocios, simplemente, aquellas relacionadas con lo refinado (peluquería, perfumería, decoración…), el confort (inmobiliaria, mobiliario…), la precisión (dibujo industrial, maquinaria…), la meticulosidad, la dietética, la restauración o la gastronomía, aquellas relacionadas con la expresión oral y el ámbito de la comunicación.
¡¡ Vamos que me define casi a la perfección !! porque ya sabrán que me llamo Antonia.
De pequeña no me gustaba mi nombre, he de reconocer que hasta que a principios de los 70 cuando comencé a trabajar en una importante empresa oriental, cada vez que decía mi nombre fuera de nuestras fronteras, siempre me solían decir que era precioso, quizás fué entonces cuando me di cuenta, que no era tan feo, que sonaba bien y tenía fuerza.
Desde pequeñas a todas las Antonias de mi familia, comenzaron a llamarnos “Toñi” o “Antoñita”……
En Andalucia, aún hoy en día solemos celebrar el Santo, hoy es San Antonio de Padua, así que con esta entrada quiero compartir con quienes me siguen, leen “Mi cocina” que es mi santo (Carmen Rosa, el blog tiene el nombre de mi abuela materna, en su honor, como referente de mi madre y de mi cocina). Y quiero felicitar a mis primas, dedicarle ésta entrada, éstas líneas con todo el cariño que siempre nos hemos profesado.
Toñi (Tito Diego), Toñi (Tito Antonio), Toñi (Tita Paca), Toñi (Tito Manolo) y a mi “Antoñita Mari”, la más pequeña que aunque por parte de madre, le impusieron su nombre por mi. En total, somos seis Antonias
Y con qué mejor para felicitarlas que con un dulce y malagueño bizcocho.
Para prepararlo:
Precalentar el horno a 180º C.En medio vaso de vino moscatel malagueño, dejar en remojo un puñadito de uvas pasas (malagueñas a ser posible, aunque éstas suelen tener semillas, si lo prefieren pueden usar de corinto)Mientras:Batir 170 gramos de mantequilla a temperatura ambiente con 140 gramos de azúcar hasta que blanquee y esté cremosa.Añadir tres huevos, uno a uno, sin dejar de batir.Mezclar 140 gramos de harina (uso de Harimsa, bizcochona) con una cucharadita de levadura especial para pasteles (uso Royal) y tamizarla (pasarla por un cedazo o colador) sobre la mezcla de mantequilla, azúcar y huevo y remover.Incorporar, sin dejar de remover la mezcla, dos cucharadas soperas de leche, las uvas pasas y un puñadito de piñones (las cantidades al gusto), removiendo la mezcla. Engrasar los moldes pintándolos con mantequilla derretida y echar la mezcla en los moldes, alisándolos y procurando no llenarlos por completo.Hornear durante unos veinte minutos (depende del molde y del horno) o hasta que la mezcla suba, se dore y se compruebe con un palillo de madera salga limpio insertándolo en el centro.
Muchas felicidades a los Antonios y Antonias que siguen y leen “Mi cocina”.
Toñi (Carmen Rosa).