Los medicamentos falsificados son un problema extendido en los países pobres y un riesgo para la salud global. África es una de las regiones más afectadas y por eso la U. S. Pharmacopeial Convention (USP), una organización sin ánimo de lucro, ha organizado una reunión en Accra, la capital de Ghana, en la que científicos de cinco estados del continente recibirán formación para detectar estos fármacos.
El Programa de Asistencia Técnica (TAP, por sus siglas en inglés) congrega en estos días a científicos de Ghana, Etiopía, Kenia, Senegal y Sierra Leona, países con recursos limitados y dificultades para realizar análisis adecuados de los medicamentos. En todos ellos, la falsificación de fármacos supone un problema importante.
"Los laboratorios de estos países pueden recurrir a estándares antiguos o no válidos o puede que no dispongan del equipamiento necesario para ofrecerles a sus analistas la formación necesaria para estudiar adecuadamente las muestras", señala en un comunicado USP.
El objetivo de estas jornadas es cerrar ese brecha. Para ello, la organización estadounidense va a proporcionar a los países involucrados muestras de referencia, guías procedimentales y entrenamiento técnico. Entre los objetivos está mejorar la competencia de los científicos y la efectividad de los laboratorios a la hora de detectar estos medicamentos de baja calidad.
-Amenaza a la salud global
Aunque el problema de los fármacos falsos afecta sobre todo a los países pobres, su presencia se puede detectar en cualquier parte del mundo. Las ventas por internet, de donde procede aproximadamente el 50% de estos productos, según datos de la Organización Mundial de la Salud, está contribuyendo a su expansión por Occidente.
Estos productos, que bien contienen dosis subterapéuticas del principio activo bien otras sustancias que pueden ser inocuas o dañinas para el paciente, constituyen un grave problema para la salud pública. Como sucede con la malaria, ya que los fármacos para tratarla son objeto frecuente de falsificaciones.
En Ghana, por ejemplo, el 39% de los antimaláricos analizados no cumple con los estándares de calidad. Esta situación favorece la aparición de resistencias, que están amenazando el control de esta enfermedad, una de las más devastadoras.
"Con medicinas de baja calidad amenazando la vida de los ciudadanos de África, es esencial para los gobiernos estar equipados con las herramientas necesarias para evaluar los fármacos que circulan en sus mercados", ha declarado Patrick Lukulay, director del Programa para la Promoción de los Medicamentos de Calidad del USP-USAID.
**Publicado en "EL MUNDO"