Últimamente, llevo un ritmo en el blog un poco "flojo". Se que os voy a volver locos, pero os ruego que disculpéis este desfase...Estamos en pre-vacaciones y el blog está en este mismo estado. ;-)
Aún así, sabéis que suelo compartir en facebook y twitter noticias o curiosidades varias veces a la semana (casi a diario).
Hoy he querido traer una de estas "curiosidades" al blog.
Se trata de un relato (es muy corto) narrado por un niño, cuya hermana tiene discapacidad intelectual.
Lo he encontrado aquí, pero os lo dejo en la entrada para que os sea más fácil leerlo.
La conclusión que yo saco de este relato es que no debemos avergonzarnos por tener un niño discapacitado en nuestra familia, ni debemos tratarlos de forma "extraña" ignorándolos o evitándolos, ni de forma extravagante, sobreactuando... Ni intentar que nadie sepa lo que les pasa, ocultándoos o haciendo comentarios negativos sobre ellos.
Hay que ser natural. Son diferentes, como lo somos todos y cada uno. Todos sómos únicos e irrepetibles y por tanto, diferentes. Ellos, simplemente necesitan una ayuda extra para superar sus dificultades y debemos quedarnos con eso. Es posible que necesites tomarte tu tiempo para asimilarlo, hazlo pero luego no lo dejes de lado.
Así que, si tienes un familiar o conocido con discapacidad, no te alejes, acércate a él ...Seguro que es reconfortante. No le tengas miedo, no te pasará nada por estar cerca suyo. No lo evites o hagas como si no existiese, él también puede notar que le miras con otros ojos...Simplemente, quiérele, ayúdale y disfrútale.