Written by valedeoro // 27/08/2013 // productividad // No comments
Todo para tener un rincón dedicado justamente a este tipo de actividades.
El entorno habla (y a veces despista)
Teóricamente el portátil me permite escribir desde el sofá, desde la mesa del comedor, desde la cama, o en la barra de la cocina. A la práctica estos lugares ya tienen sus propias actividades que fácilmente despistan mi atención. En la barra de la cocina decido preparar ya la comida. En el sofá me tienta mi lector de libros. En la cama me da sueño.
Mi solución hasta el momento fue crear una especie de entorno artificial que no dependa del lugar físico: mi tetera a la izquierda de la pantalla, música electrónica en los cascos, el teléfono a la derecha. Funcionó, pero era un esfuerzo cognitivo que restaba energía a lo que iba a hacer.
Lo fijo que te hace fluir
Me levanto y el buró me saluda. El sol todavía no llega a la ventana, me quedan unas dos horas hasta que haga demasiado calor para estar sentada en este rincón. Así que me pongo manos al teclado para avanzar. El sol me avisará cuando sea hora de hacer una pausa, ocuparme de tareas más mundanas o incorporarme a la vida social.
Levantarme por las mañanas es más fácil que nunca: ya está todo preparado para empezar. Después del ritual matutino de preparar el té estoy lista para ir directamente al grano.
Escoge tu entorno con cuidado
El entorno es uno de los grandes ejes de cualquier hábito. Te puede servir de recordatorio, de anclaje, de inspiración. Escoger el entorno para tus actividades por lo tanto debería ser una decisión consciente en vez de aleatoria. ¿Cómo y cuándo escogiste dónde ibas a desarrollar tus actividades diarias? Si no te satisface la situación ¿cómo puedes cambiar el entorno o adecuarlo a lo que necesitas?
¿Dónde está tu rincón de la creatividad?