Son los remedios llamados inhibidores PARP que tienen un impacto significativo contra el cáncer de mama, testículos, próstata y páncreas causado por el mismo gen que es hereditario.
Los inhibidores no dañan o destruyen a las células sanas como ocurre con la quimioterapia. Los remedios detectan el punto débil del gen BRCA1 y CDK1 y bloqueándolo no permiten a las células cancerígenas multiplicarse.
Durante los experimentos con ratones los científicos descubrieron que gracias a los inhibidores los tumores disminuyen, lo que abre la esperanza de poder curar el cáncer en varias etapas de la enfermedad.
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