Hay un recuerdo que, con los años, ha vuelto a nuestra memoria... En casa de una de nosotras, los sillones orejeros, propiedad indiscutible del padre y la madre de la interfecta (cualquiera le usurpaba el asiento a ninguno de los dos...) tenían una protección para cabeza y brazos. Esos pañitos de ganchillo se sujetaban con un artilugio de metal en forma de "u" alargada, que se clavaban al sillón. ¡Qué coraje nos daban esos pañitos que, constantemente, había que recolocar para que tuvieran la situación correcta...! Nos parecían, además, pasados de moda, de abuela, poco chic en definitiva... ¡Cómo han cambiado las tornas...! Hoy los buscamos en mercadillos, los hacemos (o nos los hacen amigas, como nuestra querida María José) y los situamos en sitios visibles y estratégicos de nuestro hogar. Pero como más nos gustan es haciendo trío... Sí, un trío perfecto: base, croché y vegetación ... Foto Foto Foto Foto Foto Foto Esto de los tríos es lo que tiene.... Según los ingredientes, puede gustar ¿no?