Un viejo payaso que cambió al mundo. RIP Bernie Glassman Roshi

Por Chocobuda

Déjame enseñarte una gran práctica Zen. Despierta todas las mañanas, mírate al espejo y ¡ríete de ti mismo!

—Bernie Glassman Roshi

El Budismo Zen occidental se ha beneficiado de muchos maestros maravillosos que, con su dedicación y trabajo, han forjado el Zen como lo conocemos. Son ese tipo de personajes clave para la humanidad que siempre están tras bambalinas, llevando a miles de la mano hacia la liberación.

Tal es el caso de Tersugen Bernie Glassman Roshi (1939-2018), un Maestro Zen cuyos actos forjaron el Zen como lo conocemos. Si alguna vez te has preguntado porqué razón el Zen es tan honesto, tan compatible con la ciencia y promueve tanto el trabajo comunitario; es seguro decir que lo debemos a Bernie.

Junto con su organización Peacemakers, Bernie llevó el Dharma, alimento y esperanza a miles de personas que lo necesitaban. Era conocido por portar su arma secreta con la que destrozaba egos: una nariz roja de payaso.

Nunca lo conocí en persona, pero me inspiró a que mi práctica estuviera llena de humor, risa, humildad y honestidad. Son valores por los que vivo y los transmito en cada enseñanza que doy.

Si quieres saber más sobre Bernie, aquí un poco de su historia (en inglés).

En honor y en gratitud a la incansable labor de Bernie, hoy porto mi nariz de payaso; recitando las Cuatro Promesas del Budismo Zen:

Salvar a todos los seres vivos, aunque los seres vivos sean incontables.
Destruir mis autoengaños, aunque mis autoengaños sean innumerables.
Percibir la realidad, aunque la realidad sea infinita.
Caminar hacia la iluminación, aunque a esta nunca llegue.