¿Un yogur para mis plantas?

Por David Talens Perales @biogenmol
En  los últimos años desde el campo de la investigación se ha tomado consciencia de la importancia que tienen aquellos seres diminutos que nos acompañan en nuestro día a día, y que sin duda forman parte de nosotros. Cerca de 2 kg de nuestro cuerpo son microorganismos y gran parte de ellos se encuentran en nuestro sistema digestivo (ya sabemos a quien echar las culpas cuando tengamos unos kilitos de más). En la actualidad esa conciencia ha llegado a la calle, a los consumidores. Estos ya son sabedores de la importancia de cuidar dicha microbiota ya sea mediante prebioticos, probioticos…que han ido proliferando poco a poco en las estanterías de supermercados, farmacias, herboristerías y demás derivados. ¿A qué viene entonces el título de la entrada? A que tal vez las plantas también tengan su microbiota y la estemos obviando más de la cuenta. Es bastante probable que ciertas especies de plantas requieran de una microbiota específica para poder sobrevivir, según han demostrado  investigaciones de los últimos años. Conocerla podría ser vital para la conservación de especies en peligro de extinción.
De todos es conocido que ciertas especies de plantas requieren de simbiontes para su correcto desarrollo, es el caso de las leguminosas en las cuales los rizobios fijan el nitrógeno del suelo y lo proporcionan a la planta. Este es un fenómeno que se explicaba como algo particular de este género y como algo anecdótico, sobre todo en la escuela, pero la colaboración microorganismo-planta podría ser más habitual de lo que se piensa.Un ejemplo es el de los investigadores Geoff Zahn y Anthony Amend que tratan de conservar una especie endémica de las islas Hawaii conocida como Todas las plantas que se han intentado mantener apartadas de su entorno natural han fenecido a causa de moho y sólo unas pocas sobreviven en invernaderos en las islas, ahora se plantean si el microbioma tiene algo que ver en la resistencia de las plantas silvestres.Al parecer las plantas, al igual que los humanos, tienen sus propios microbiomas. Bacterias, hongos y otros microorganismos que pueden ser perjudiciales, pero también hay muchos que son beneficiosos. Parte de estos microorganismos se encuentran dentro de los tejidos de las plantas y son necesarios para el desarrollo pasando de generación en generación a través de las semillas.En la actualidad ya se venden productos de tipo microbiológico para agricultores que se limitan sobre todo a la fijación del nitrógeno. Sin embargo, la evolución de los estudios actuales acerca del microbioma permitirá suministrar nuevos probióticos para cultivos. Se ha visto que las plantas de cacao que son cultivadas con arena de entornos naturales, donde hay planta de cacao, son menos susceptibles a la infección por hongos.La clave está en estudiar el microbioma completo y no centrarse solo en especies particulares, aquí es donde la secuenciación masiva y la metagenómica pueden dar importantes pistas de la composición de dicho microbioma, así como de sus proporciones, para tratar de reproducirlo de forma sintética. Volviendo a la investigación de Geoff Zahn y Anthony Amend hipotetizaron que, al igual que la microbiota humana se ve afectada por los antibióticos, la microbiota de las plantas podría verse afectada por el uso de fungicidas que se utilizan en los invernaderos, dejándolas desprovistas de su microbiota natural. La solución fue buscar un probiótico adecuado para la especie en peligro, y lo encontraron en una especie del mismo género, Phyllostegia hirsuta, que vive sin demasiados problemas de forma silvestre. 

Figura 1. El moho ataca a Phyllostegia kaalaensis (izquierda), impidiendo que la planta arraigue en la naturaleza. Pero la levadura beneficiosa ( derecha) que se encuentra en la hoja de otra especie de Phyllostegia envía filamentos que atacan el moho (recuadro) y protege las plantas. Fuente: Science news

Al rociar la planta en peligro con una mezcla de hojas de P. hirsuta lograron retrasar la infección por el moho. Al secuenciar el ADN encontraron una levadura, Pseudozyma aphidis, que absorbe nutrientes del entorno, pero que cuando detecta una espora de moho cercana la rodea y se alimenta de ella anulando su capacidad infectiva (Figura 1).  Usando este probiótico lograron en 2016 reinsertar plantas de la especie en peligro que lograron sobrevivir durante dos años. Sin duda es un gran avance en este campo a pesar del fatal desenlace. Ahora las líneas de investigación van hacia la búsqueda y desarrollo de nuevos probióticos que pueden cambiar en el futuro la agricultura y el uso de pesticidas y fungicidas tal y como lo conocemos hoy en día. Tarde o temprano sacarán algo parecido a una especie de yogur probiótico, pero para plantas…tiempo al tiempo.Más info en el siguiente enlace: https://www.sciencenews.org/article/plant-microbes-crops-food-endangered-species?tgt=nr