Que levante la mano quien no haya fantaseado nunca con una boda en una zona tan privilegiada como la Costa Brava y con el mar como testigo de excepción. Pues poneos cómodos porque es exactamente lo que os traemos en esta ocasión.
Si hace unas semanas os enseñamos una boda de invierno, hoy cambiamos de estación y nos transportamos al verano. Anna y Carles se fueron a vivir a Londres por trabajo hace bastantes años, pero tenían claro que querían celebrar su boda cerca de casa, en su querida Costa Brava. Aún tenemos fresco en la memoria el diazo que nos hizo aquel 26 de junio: el sol, el calorcito, la brisa marina, la sonrisa de ese novio que no dejaba de sonreir… Y la novia… ¡Ay la novia! Anna eligió un vestido de Laure de Sagazan romántico, de corte sencillo y con escotazo en la espalda.
La ceremonia se celebró en la ermita del Far de Sant Sebastià y el banquete en un espacio de vistas espectaculares justo delante del mar. Como no podía ser de otra manera tratándose de la Costa Brava, diseñamos una boda de inspiración marinera, con tonos azules y blancos, y con rincones que recordaban a los invitados la gran pasión mediterránea de los novios. Seguro que las fotos de nuestra querida Raquel Benito os teletransportan automáticamente a la Costa Brava. Mmmm… Ya huele a veranito… ¿Lo notáis?