"Si el descubrimiento del genoma fue algo así como el hallazgo de nuestro alfabeto interior, ahora viene lo mejor: descubrir la manera en que cada ser humano escribe con esas mismas letras su propia novela, ya que estamos genéticamente determinados para ser únicos."
Cada persona es una radical novedad, no la podemos reducir a una cosa, a ninguna otra realidad dada. En cada persona existe una realidad única que solo es de ella. Asimismo, no podemos hablar de la persona solo como biológica ya que, entre otras cosas las personas tienen componentes biológicos únicos y diferenciados.
Ese alguien corporal o persona, no solamente esta vivo, sino que está unido a su propia diferencia de ser.
El ser humano es un compendio de múltiples factores, y son estos lo que hace que dicha persona no sea sólo aquello, que mas se vea.
El reduccionismo y la cosificación convierte a las personas en exclusión social en SOLO aquella característica mas notoria.
Cada uno de nosotros es único, respecto al resto de individuos y no menos las personas con discapacidad. Pero no somos especiales porque especial quiere decir situarte más allá de las características esenciales propias del ser humano.
En este sentido nos situaríamos a la altura de un monólogo de Shakespeare en su obra "El mercader de Venecia" dónde el protagonista pone de relieve los puntos en común que tenemos todos los seres humanos. Dice, por ejemplo:
"acaso yo no sangro si me pinchan?"
De hecho se trata de poner énfasis en lo siguiente:
Es fantástico saber que somos únicos, pero saber que no somos especiales es maravilloso.
Si hay algo que nos hace únicos e irrepetibles a los seres humanos son las diferencias individuales inherentes a cada sujeto. Por eso somos únicos en nuestra unicidad e irrepetibles en nuestra repetitividad. Las diferencias entre los individuos están presentes desde el nacimiento y se refuerzan o suavizan a lo largo del ciclo vital por los cambios madurativos y por el aprendizaje.
No hay dos personas iguales, somos además de producto de la herencia también fruto del ambiente en el que nos desarrollamos. Así las variables de personalidad e inteligencia (o inteligencias múltiples: la lingüística, lógica-matemática, espacial, musical, interpersonal,...) serían fruto de una combinación de herencia y ambiente en el comportamiento de las personas.
La propuesta parte de una idea muy clara: así como para el psicoanálisis el sujeto ha sido, históricamente, un ser único "como excepción a lo universal", también ahora debería ser único para las neurociencias. ¿Por qué? "Porque, a diferencia de lo que se creía antiguamente, los últimos hallazgos indican que el cerebro es un órgano dinámico que ya no puede ser considerado como una organización definida y fija de redes de neuronas". Por lo tanto, funciona en cada persona de un modo singular.
Si el argumento de que somos únicos se ratifica desde la ciencia, la biología, lo social, etc. no se entiende el porque una característica especifica de un ser humano determine la totalidad del mismo. Es decir, si soy una persona con discapacidad porque tengo que sectorizar mi grupo de amigos y reducirlo a estar con otras personas con discapacidad, lo que yo pueda aportar teniendo una discapacidad será tan importante o no que lo que pueda ofrecer otra persona que no tenga discapacidad, las habilidades no tienen porqué ser las mismas, las competencias, los comportamientos, las maneras de sonreír, llorar, sentir nunca van a ser las mismas entre seres humanos.
A día de hoy, las personas con discapacidad intelectual, continúan sufriendo múltiples formas de discriminación relacionadas con prejuicios y creencias erróneas sobre su condición. En el teatro Brut, podemos afirmar que el estigma social que marca a este colectivo, constituye una de las principales barreras para su inclusión social en las actividades de la vida cotidiana.
Distintos grupos sociales son estigmatizados por motivos como su aspecto físico, comportamiento, creencias, estilos de vida o características étnicas. Esa consideración de "diferentes" justifica un trato desigual y su exclusión en diversos ámbitos. Se les atribuye escasa relevancia social y se les percibe de forma estereotipada, con características socialmente devaluadas (Quiles & Morera, 2008). El estigma generalmente implica problemas de conocimiento (ignorancia o desinformación), actitudes de prejuicio, discriminación y la evitación del contacto (Serna & Santos, 2015).
En el caso del colectivo con discapacidad intelectual, el estigma social tiene consecuencias sobre los sentimientos, las actitudes y el comportamiento tanto de la persona afectada (baja autoestima, autopercepción negativa y aislamiento social) como de su familia. Existe evidencia de que este colectivo constituye un estigma social que conlleva el rechazo, la evitación y exclusión social (Serna & Santos, 2015).
La exclusión social se puede analizar y entender como un proceso multidimensional, que tiende a separar, tantos a individuos como a colectivos, de una serie de derechos sociales que conlleva la integración social (Jiménez, 2008). En comparación con otras patologías, la DI sufre una alta estigmatización (Serna & Santos, 2015) lo que, a la vista de otros, convierte a estas personas en menos humanos (Blaas, 2014).
Paralelamente en el mundo del arte escénicas pasa exactamente igual, la misma profesión de actores, músicos, bailarines, etc. junto a algunas instituciones gubernamentales, viven como verdad que las capacidades artísticas son exclusiva de un sector de la población. La ignorancia, y el miedo a lo diferente les hace temedores y agnósticos a cualquier manifestación artística.
A esto se une a que en los cientos de recursos para no solo para personas con discapacidad, sino que también para personas mayores, enfermedad mental, etc. que existen en el estado Español, cada vez más se hace necesario personal cualificado para trabajar cualquier disciplina artística en los múltiples centros.
Existen múltiples nichos de empleos para dar formación a dichos centros que no son cubiertos por dichos profesionales del sector.
"Sé que no puedo cambiar mi aspecto. Pero quizá, solo quizá, la gente puede cambiar su manera de mirar..."